GUERRERO
Fue un personaje quizás de los más arraigados en la historia de Puertollano. Era un hombre alto, con barba y melena que le daban una gran personalidad, siempre muy aseado y vestido con una bata blanca (y descalzo). No hablaba con nadie, solo se comunicaba con gestos. Era una especie de ermitaño o anacoreta pues pasaba bastante tiempo en el cerro de Santa Ana en una pequeña cueva.
Llevaba una especie de macuto lleno de libros y a los escolares les obsequiaba con estampas de vírgenes y santos (llamadas estampas benditas). Como anécdota, aq los pequeñines para asustarlos sus madres les decian " ¡que te coge Guerrero y te mete en un saco!", pero eso estaba lejos de ocurrir en la realidad porque el era un gran amante de los niños.
También le decían "Locadio" y que había llegado a esta manera de ser por haber leido tanto
FRANCISCO GUTIÉRREZ
Fue un personaje quizás de los más arraigados en la historia de Puertollano. Era un hombre alto, con barba y melena que le daban una gran personalidad, siempre muy aseado y vestido con una bata blanca (y descalzo). No hablaba con nadie, solo se comunicaba con gestos. Era una especie de ermitaño o anacoreta pues pasaba bastante tiempo en el cerro de Santa Ana en una pequeña cueva.
Llevaba una especie de macuto lleno de libros y a los escolares les obsequiaba con estampas de vírgenes y santos (llamadas estampas benditas). Como anécdota, aq los pequeñines para asustarlos sus madres les decian " ¡que te coge Guerrero y te mete en un saco!", pero eso estaba lejos de ocurrir en la realidad porque el era un gran amante de los niños.
También le decían "Locadio" y que había llegado a esta manera de ser por haber leido tanto
FRANCISCO GUTIÉRREZ
De éste personaje, si que tengo recuerdos, ya lo conté alguna vez por aquí.
Cuando yo era muy chiquitilla, aún se acostumbraba dejar las puertas de casa abiertas, así el que llegaba podía pasar tranquilamente sin mayor impedimento, pues bien justo en la casa de al lado a la nuestra, vivían unos primos nuestros y en el patio de la casa se encontraron al tal "Leocadio, ó Locadio" hasta su patio acudimos mi madre y hermana y quizá alguna vecina más que ahora no recuerdo, la dueña de la casa le ofreció una silla y le puso una palangana de agua con sal y ahí estuvo con sus pies a remojo mientras toda la chiquillería lo mirábamos con curiosidad, también creo tomó algo, quizá un tomate, ó quizá agua, eso lo recuerdo de forma confusa, cuando se encontró descansado hizo un gesto a la dueña, nos dió una estampita y sin decir palabra volvió a marchar por donde había venido, pero todo en silencio.
Dice Cubero que creía era familia de los de la imprenta y así era, por eso es que el llevaba estampitas de la misma imprenta, lo que no se es que le pasaría a éste hombre que se decía que como al personaje del Quijote le trastornaron tantos libros que había leído, cosa que ahora no creo, ojala y todos dedicáramos tanto tiempo a la lecturas de libros, que bastantes más cultos seriamos, pero si es verdad que era un personaje muy peculiar, desconozco cual sería su final, si por fín volvió con su familia y pudo morir rodeado de los suyos, si Francisco Gutiérrez nada de ello dice en su libro, es una pena dejara incompleta ésta historia.
Cuando yo era muy chiquitilla, aún se acostumbraba dejar las puertas de casa abiertas, así el que llegaba podía pasar tranquilamente sin mayor impedimento, pues bien justo en la casa de al lado a la nuestra, vivían unos primos nuestros y en el patio de la casa se encontraron al tal "Leocadio, ó Locadio" hasta su patio acudimos mi madre y hermana y quizá alguna vecina más que ahora no recuerdo, la dueña de la casa le ofreció una silla y le puso una palangana de agua con sal y ahí estuvo con sus pies a remojo mientras toda la chiquillería lo mirábamos con curiosidad, también creo tomó algo, quizá un tomate, ó quizá agua, eso lo recuerdo de forma confusa, cuando se encontró descansado hizo un gesto a la dueña, nos dió una estampita y sin decir palabra volvió a marchar por donde había venido, pero todo en silencio.
Dice Cubero que creía era familia de los de la imprenta y así era, por eso es que el llevaba estampitas de la misma imprenta, lo que no se es que le pasaría a éste hombre que se decía que como al personaje del Quijote le trastornaron tantos libros que había leído, cosa que ahora no creo, ojala y todos dedicáramos tanto tiempo a la lecturas de libros, que bastantes más cultos seriamos, pero si es verdad que era un personaje muy peculiar, desconozco cual sería su final, si por fín volvió con su familia y pudo morir rodeado de los suyos, si Francisco Gutiérrez nada de ello dice en su libro, es una pena dejara incompleta ésta historia.
