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PUERTOLLANO: LAS DOS VERDADES...

LAS DOS VERDADES

Alguien, haciendo gala de un humorismo de muy mal gusto, calificó a nuestra Ciudad de “ pueblo de las dos mentiras “, porque según el chusco al no estar bañado por el mar, no era puerto, y por tener calles empinadas en las laderas del Cerro de San Sebastián y en el de Santa Ana, no era llano.
Tan indocumentada afirmación no merecería jamás nuestra atención, ni muchísimo menos el traerla a estas columnas, si no hubiese sido porque al parar mientes en el significado espiritual de las dos palabras que compuestas forman el nombre de Puertollano, observamos la hermosa identificación que el puertollanense tiene con ellas al obedecer impulsos fundamentales de la vida de todos y cada uno de ellos.

San Raimundo de Fitero, fundador de nuestro pueblo, lo denominó así por la configuración geográfica del terreno sobre la faz de la tierra, en la que los cerros de Santa Ana y de San Sebastián dejan entre sí una estrecha garganta o boquete que vigilan perennemente los dos pétreos colosos, (Abila y Calpe de Puertollano) y tras ella una vasta planicie que forma extraño plano geométrico sobre el que existió aquel famoso Valle de las Encinas, y en el que hoy se asientan todos los cotos mineros del término municipal.

Irrefutablemente el Santo fundador aplicó al paraje el nombre exacto, de una exactitud geofísica indiscutible, pero lo que el de Fitero, no pudo sospechar quizá es la influencia moral o espiritual que, andando el tiempo, iban a tener esas dos palabras en el ánimo y modo de ser de todos los moradores de Puertollano.

Estudiando el carácter de los puertollanense nos vemos prontamente sorprendidos por la total identificación que éste tiene con la definición etimológica de los nombres de Puerto y de Llano en sus más bellos significados.

Puerto es un vocablo el cual, con su sola pronunciación nos habla de lugar de descanso, de asilo, de amparo…y, por último de meta donde se cumple en realidad ilusiones, esperanzas y anhelos tras acechante fracaso, o naufragio que había de desbaratar nuestras difíciles ilusiones.

Llano es pureza de espíritu sencillo y sin presunción, luminosidad esplendente de sentimientos claros y nobles, entrega total y sin trabas al hermano viajero, al hermano visitante, que llegó al puerto en busca de refugio y seguridad.

Así Puertollano se muestra en su vida diaria, en su rutinario y elevado quehacer, en el tajo, en la fábrica, en el taller, en la oficina, en la calle y en el bar, y en todos los lugares de común contacto con sus huéspedes, dejando a su alrededor el aroma de su virtualidad y de su franca camaradería.

Pero si los habitantes de Puertollano son así siempre, cuando su músculo está agotado por el duro trabajo de la faena diaria, cuando sus párpados están quemados por el trazo agobiador de frios guarismos, cuando sus inteligencias acusan el esfuerzo del estudio y la meditación, ¿cómo ha de ser cuando la ciudad se viste en fiestas, ríen jubilosas las campanas de sus iglesias, atronan el firmamento en fantásticas policromía centenares de salvas, cuando, en fin, la risa del infante contagia nuestra risa y nuestra alegría?. Entonces es cuando verdaderamente, y como una rosa en flor, se pone de manifiesto el fraterno carácter de los puertollanenses con las dos verdades de su corazón que son exactamente iguales geográficas del nombre de su pueblo.

Puerto, refugio y calor de amigo. Llano, planicie sin altibajo ni recovecos; sencillez de espíritu, afabilidad en el trato, y amistad sin límites ni condiciones.

Es precisamente en estos días de nuestra hermosa feria de mayo, cuando nuestros huéspedes afluyen de todos los rincones de España, cuando se pone de relieve con todo su esplendor el genio acogedor de todos mis paisanos.

Así el puertollanense espera y recibe a todos sus huéspedes y visitantes, y la generosa postura de sus brazos abiertos son como la herradura de la bocana del puerto en fiestas, riente y empavesado, que tiene al fondo, el lugar del remanso de sus aguas tranquilas, accesibles, sencillas, cual es el pecho de todos los hijos de Puertollano.

Del pueblo de las dos verdades, que se funden más tarde en una sola: en la del esfuerzo y de la hidalguía, que es la verdad de España

BLAS ADÁNEZ JURADO
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Demasiada letra para poco cerebro cuando no se tiene la convicción de entender…