Un poco de historia de Los Estados del Duque:
Desde la existencia de las primeras civilizaciones conocidas en la Península, la comarca hoy denominada Estados del Duque, resultó un lugar con características atractivas para los diferentes pobladores. Así, se han ido sucediendo en la ocupación del territorio grupos paleolíticos, anterromanos, romanos, visigodos, musulmanes... Que encontraron, bien en sus montes, bien en sus valles o en la cuenca de sus ríos, un lugar para instalarse.
En la prehistoria, tal y como constatan los restos arqueológicos encontrados, la comarca de los Estados del Duque fue la tierra de varias comunidades dedicadas a la caza y la recolección en el periodo Paleolítico (600.000-9.000 años a.C.) y más tarde, de otras ya asentadas que trabajaban la agricultura y los metales, pertenecientes a la Edad del Bronce (2.500-1.000 años a.C.). Los yacimientos referidos a ésta última tienen relación con la llamada Cultura de las Motillas o Edad del Bronce Manchego, asentada en torno a las cercanas Tablas de Daimiel y que se caracteriza por su ubicación en lugares de altura o motillas, tan comunes en la comarca.
En época romana la comarca se integró dentro de la Carpetania. La importante vía de Toledo a Córdoba atravesaba la comarca de norte a sur; ésta, en época medieval, fue desviada hacia la hoy desaparecida ciudad de Calatrava como Camino Real e identificada con la Cañada Real Soriana. Dicha vía fue de gran importancia para el desarrollo económico y comercial de la comarca tanto en época romana y visigoda como en las posteriores musulmana y cristiana, al otorgase a la cabecera de la comarca, Malagón, derecho de pontazgo, esto es, el cobro por pasar un puente.
Fue en la avanzada Edad Media, tras la reconquista de la región en la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), cuando empezó a ser considerada como una comarca concreta, perteneciente ya a la Corona de Castilla.
El rey Alfonso VIII, con el fin de afianzar y proteger la conquista, entregó poco después los llamados "términos del castillo de Malagón" -área que hoy corresponde a los cinco municipios de Los Cortijos, Fuente el Fresno, Malagón, Porzuna y El Robledo- a la Orden Militar de Calatrava.
Bajo la protección de la Orden, el territorio, importante lugar de paso entre Toledo y Córdoba, pronto se repobló; crecieron los municipios y se desarrolló una considerable actividad ganadera. Sin embargo, durante los tres siglos de gobierno del Maestre y el Comendador de Calatrava, los vecinos de la Villa y su Concejo estuvieron en lucha permanente por sus derechos y libertades.
Después de que las órdenes Militares quedaran incorporadas a la Corona de España, el Príncipe Felipe, en nombre del Emperador Carlos V, vendió en 1548 los Estados de la Villa de Malagón a Don Ares Pardo de Saavedra, Señor de Paracuellos y Mariscal de Castilla.
Esta venta no agradó a los habitantes del reciente señorío, quienes denunciaron el hecho ante el Consejo de Castilla, pues vulneraba sus derechos históricos sobre caza, leña, plantaciones, ganado, etc., obtenidos frente a la Orden de Calatrava por concesión real y por costumbre inmemorial. La Escritura de Concordia, otorgada en 1552 y ratificada por el rey Carlos V un año después, atendió las peticiones de los vecinos y restableció los derechos que correspondían a éstos, al Señor y al Concejo, que a partir de entonces se mantuvieron durante siglos.
Sucedió al Señor Ares Pardo el esposo de su hija, don Juan Enríquez de Guzmán, al que Felipe III otorgó el título de Marqués de Malagón, en el año 1599, con lo que el Señorío pasó a ser también Marquesado.
Fue a finales del siglo XVII cuando el Marquesado de Malagón quedó incorporado a la Casa de Medinaceli y los antiguos "Estados de Malagón" comenzaron a denominarse popularmente "Estados del Duque de Medinaceli", tal como se les conoce hoy en día.
El Marqués de Malagón y Duque de Medinaceli vendió en 1881 las propiedades que tenía en la comarca, con lo que, abolidos los señoríos jurisdiccionales, sólo el nombre le vincula ya a la comarca de los Estados del Duque.
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Desde la existencia de las primeras civilizaciones conocidas en la Península, la comarca hoy denominada Estados del Duque, resultó un lugar con características atractivas para los diferentes pobladores. Así, se han ido sucediendo en la ocupación del territorio grupos paleolíticos, anterromanos, romanos, visigodos, musulmanes... Que encontraron, bien en sus montes, bien en sus valles o en la cuenca de sus ríos, un lugar para instalarse.
En la prehistoria, tal y como constatan los restos arqueológicos encontrados, la comarca de los Estados del Duque fue la tierra de varias comunidades dedicadas a la caza y la recolección en el periodo Paleolítico (600.000-9.000 años a.C.) y más tarde, de otras ya asentadas que trabajaban la agricultura y los metales, pertenecientes a la Edad del Bronce (2.500-1.000 años a.C.). Los yacimientos referidos a ésta última tienen relación con la llamada Cultura de las Motillas o Edad del Bronce Manchego, asentada en torno a las cercanas Tablas de Daimiel y que se caracteriza por su ubicación en lugares de altura o motillas, tan comunes en la comarca.
En época romana la comarca se integró dentro de la Carpetania. La importante vía de Toledo a Córdoba atravesaba la comarca de norte a sur; ésta, en época medieval, fue desviada hacia la hoy desaparecida ciudad de Calatrava como Camino Real e identificada con la Cañada Real Soriana. Dicha vía fue de gran importancia para el desarrollo económico y comercial de la comarca tanto en época romana y visigoda como en las posteriores musulmana y cristiana, al otorgase a la cabecera de la comarca, Malagón, derecho de pontazgo, esto es, el cobro por pasar un puente.
Fue en la avanzada Edad Media, tras la reconquista de la región en la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), cuando empezó a ser considerada como una comarca concreta, perteneciente ya a la Corona de Castilla.
El rey Alfonso VIII, con el fin de afianzar y proteger la conquista, entregó poco después los llamados "términos del castillo de Malagón" -área que hoy corresponde a los cinco municipios de Los Cortijos, Fuente el Fresno, Malagón, Porzuna y El Robledo- a la Orden Militar de Calatrava.
Bajo la protección de la Orden, el territorio, importante lugar de paso entre Toledo y Córdoba, pronto se repobló; crecieron los municipios y se desarrolló una considerable actividad ganadera. Sin embargo, durante los tres siglos de gobierno del Maestre y el Comendador de Calatrava, los vecinos de la Villa y su Concejo estuvieron en lucha permanente por sus derechos y libertades.
Después de que las órdenes Militares quedaran incorporadas a la Corona de España, el Príncipe Felipe, en nombre del Emperador Carlos V, vendió en 1548 los Estados de la Villa de Malagón a Don Ares Pardo de Saavedra, Señor de Paracuellos y Mariscal de Castilla.
Esta venta no agradó a los habitantes del reciente señorío, quienes denunciaron el hecho ante el Consejo de Castilla, pues vulneraba sus derechos históricos sobre caza, leña, plantaciones, ganado, etc., obtenidos frente a la Orden de Calatrava por concesión real y por costumbre inmemorial. La Escritura de Concordia, otorgada en 1552 y ratificada por el rey Carlos V un año después, atendió las peticiones de los vecinos y restableció los derechos que correspondían a éstos, al Señor y al Concejo, que a partir de entonces se mantuvieron durante siglos.
Sucedió al Señor Ares Pardo el esposo de su hija, don Juan Enríquez de Guzmán, al que Felipe III otorgó el título de Marqués de Malagón, en el año 1599, con lo que el Señorío pasó a ser también Marquesado.
Fue a finales del siglo XVII cuando el Marquesado de Malagón quedó incorporado a la Casa de Medinaceli y los antiguos "Estados de Malagón" comenzaron a denominarse popularmente "Estados del Duque de Medinaceli", tal como se les conoce hoy en día.
El Marqués de Malagón y Duque de Medinaceli vendió en 1881 las propiedades que tenía en la comarca, con lo que, abolidos los señoríos jurisdiccionales, sólo el nombre le vincula ya a la comarca de los Estados del Duque.
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