Os voy ha contar una labor antigüa que se hacía en mi pueblo y en otros muchos de la geografia ESPAÑOLA, va de calor ahora que estamos tan fresquitos.
Por estas fechas en mi pueblo estaban en plena faena veraniega.
Sabeis que se trata de Tierra de Campos en la llanura Castellana.
Los labradores cenaban fuerte, un cocido, unas alubias, ó patatas con carne, eso a las 9 de la noche. Sobre las 4 de la mañana se levantaban, y ha preparar el carro con las teleras pera recoger las espigas de la tierra con la fresca para que no se partiese la paja.
Sobre las 9 de la mañana llegaban a la era y ha descargar las espigas con su corresponiente paja. Una vez descargada se esparcía en circulo y se enganchaban las mulas al trillo, y ha dar vueltas y más vueltas, hasta que quedaba todo bién trillado. Muchas veces realicé esta labor, más ó menos con 10 años, no os quiero decir el calor que hacía, entonces los veranos heran veranos y los inviernos, inviernos. El botijo de barro se metía bajo un montón de mies, ¡y que estaba fresca el agua!, como el chichurro.
Algunas veces hasta me quedaba dormido y me despertaba cuando las mulas se salían de la trilla y los cantos del suelo rascaban con las piedras del trillo.
En fín otra pequeña historia de nuestra infancia. Posiblemente muchos de los foreros también han conocido esta labor.
Espero no haberos aburrido.
Besos y abrazos.
Por estas fechas en mi pueblo estaban en plena faena veraniega.
Sabeis que se trata de Tierra de Campos en la llanura Castellana.
Los labradores cenaban fuerte, un cocido, unas alubias, ó patatas con carne, eso a las 9 de la noche. Sobre las 4 de la mañana se levantaban, y ha preparar el carro con las teleras pera recoger las espigas de la tierra con la fresca para que no se partiese la paja.
Sobre las 9 de la mañana llegaban a la era y ha descargar las espigas con su corresponiente paja. Una vez descargada se esparcía en circulo y se enganchaban las mulas al trillo, y ha dar vueltas y más vueltas, hasta que quedaba todo bién trillado. Muchas veces realicé esta labor, más ó menos con 10 años, no os quiero decir el calor que hacía, entonces los veranos heran veranos y los inviernos, inviernos. El botijo de barro se metía bajo un montón de mies, ¡y que estaba fresca el agua!, como el chichurro.
Algunas veces hasta me quedaba dormido y me despertaba cuando las mulas se salían de la trilla y los cantos del suelo rascaban con las piedras del trillo.
En fín otra pequeña historia de nuestra infancia. Posiblemente muchos de los foreros también han conocido esta labor.
Espero no haberos aburrido.
Besos y abrazos.
Me he sentido identificado en todo el relato, desde el principio hasta el final. Yo dormía muchas noches en la era por dos razones: porque se estaba más fresco que en casa y porque mi padre no se fiaba de alguno de los vecinos que solía pegársele en la mano parte del grano que no era suyo. No solía ocurrir, pero siempre había algún desalmado en todos los pueblos. Cuando quieras escribimos un libro sobre el asunto Luismi. Un abrtazo.
