En un lugar de la mancha, de cuyo nombre no debo, ni quiero acordarme, existía un
pueblo pequeño, lleno de sierras y cerros, que tenia una
muralla (de la que nadie se ocupaba) llamada: “EL CERCO” y que bien podríamos llamarle, la “CIUDAD SIN LEY”
Sus autoridades, así lo fomentaban, con el aplauso de muchos habitantes, que por intereses personales les venia bien. Mancillando así, el buen nombre de tan bonito pueblo.
Esta situación recordaba a las películas del lejano Oeste, donde el Sheriff,
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