ARGAMASILLA DE CALATRAVA: La lechuza común, también llamada lechuza de los campanarios...

La lechuza común, también llamada lechuza de los campanarios o lechuza blanca. El área de distribución de esta rapaz incluye los cinco continentes, en los que podemos encontrar varias subespecies.

La lechuza común es un ave mediana, mide de 33 a 35 cm de longitud y sus alas poseen una envergadura de 80 a 95 cm, con un peso medio para los adultos de 350 g, y sin diferencia aparente entre sexos.

Tiene un característico disco facial con forma de corazón y partes ventrales blancas en T. alba alba, aunque ello puede variar en otras subespecies. Los tarsos están emplumados, y tienen los dedos cubiertos con plumas modificadas de color grisáceo.

Las alas son relativamente cortas y redondeadas, lo cual no facilita los vuelos largos y poderosos, aunque la particular estructura de las filoplumas, especialmente suaves y desflecadas, dotan a esta rapaz de un vuelo silencioso, lo que hace que parezca que flotan antes que aletean.

Emiten un grito lastimero y estridente, aunque la gran variedad de sonidos que producen dificulta la identificación, a excepción del inconfundible siseo que emite cuando se siente amenazada o cuando las crías piden alimento.

Para cazar se muestran muy observadoras, moviendo imperceptiblemente la cabeza: cuando se lanzan hacia la presa es una de las aves que menos fallos tiene.

Anida en zonas y estructuras desarrolladas por el hombre, tales como campanarios, desvanes, graneros o ruinas. Más raramente, y fuera de estos hábitats, prefiere los bosques abiertos, encamándose -no fabrica nidos- en huecos de árboles.

Cría en cualquier época del año, y pone entre cuatro y siete huevos, que incuba durante unos 32 días. La incubación corre a cargo exclusivamente de la hembra, mientras que el macho caza para toda la familia. Aunque a los 50 días de vida las crías son capaces de volar, normalmente no se alejan de sus padres hasta los tres meses de vida.

Se alimentan principalmente de pequeños roedores, especialmente ratones y musarañas, aunque también caza pequeños pájaros, insectos y, en menor medida, anfibios y reptiles.

Su método de caza consiste en usar su amplio disco facial como una sofisticada parábola receptora de los sonidos que emiten sus presas, a las que así localiza para atraparlas con sus largos dedos, tras abalanzarse sobre ellas en un silencio casi absoluto. Una lechuza adulta come aproximadamente tres ratones diarios. Una pareja que críe entre tres y cinco pollos cazará muchos más roedores.


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