En la zona del Manzaire, hubo un paisano nuestro, de cuyo nombre no me acuerdo, que encontró una estatua de un moro.
Estaba bastante degradada, la limpió y la llevó a su casa.
La dejó arrinconada en la cámara, hasta que un día llegó a la puerta de la casa un engatusador que vendía miel de la Alcarria, queso manchego y otras viandas, y compraba utensilios antiguos.
Se fijó especialmente en la estatua, y ofreció por ella una pequeña cantidad de dinero. Cuando iba a cerrar el trato nuestro paisano, ... (ver texto completo)
Estaba bastante degradada, la limpió y la llevó a su casa.
La dejó arrinconada en la cámara, hasta que un día llegó a la puerta de la casa un engatusador que vendía miel de la Alcarria, queso manchego y otras viandas, y compraba utensilios antiguos.
Se fijó especialmente en la estatua, y ofreció por ella una pequeña cantidad de dinero. Cuando iba a cerrar el trato nuestro paisano, ... (ver texto completo)