El otoño ha entrado bien... con lluvias...
Nos informan que en el pueblo, nuestra Aldea del Rey querida, las lluvias han llegado con generosidad, que el jueves, día 25 de septiembre, llovieron unos 25 litros/m2 por la mañana, elevándose esta cifra hasta los 45 por la tarde. No está nada mal para comenzar.
El agua, siempre se ha dicho, es vida. El día 11 de septiembre visitamos el pantano Vega del Jabalón, lo recorrimos paseando largamente, se encuentra bajo mínimos. Estas lluvias, no obstante, no llegarán al pantano. Ha de llover mucho más, la tierra estaba sedienta.
En estos pueblos como Aldea del Rey, donde la agricultura, la huerta y la ganadería son la base fundamental de sus economías, reza más que en otros, aquel dicho de que <nunca llueve a gusto de todos>. Los hortelanos se lamentan, porque aún no han finalizado las labores de recogida de la berenjena y el pimiento, cuyos productos suponen un porcentaje elevado de ingresos para el pueblo. Tampoco son buenas estas lluvias para la vendimia, que no ha hecho más que comenzar, lo que conlleva descenso en la graduación de la uva, así como el riesgo de podredumbre. Deseamos que siga lloviendo... pero, que deje un claro, sólo unos días, para que tanto trabajo, inversión y sacrificio no den al traste con las ilusiones de hortelanos y viticultores.
Por el contrario, estas lluvias de cara a la inmediata campaña cerealista, son beneficiosas, la tierra espumea a tiempo, las labores agrícolas previas a la sementera se llevan a cabo con soltura, en forma agradable, con satisfacción. Se levantan, se alzan mejor aquellos rastrojos que se tiene intención de volver a sembrar, que son muchos. También hay satisfacción por cuanto para la olivicultura, estas lluvias permitirán un mayor tamaño de la aceituna. Los olivos serán los más beneficiados por las lluvias caídas en las puertas del otoño.
No se me olvida la ganadería, la lanar, que aunque ha descendido en número de cabezas, entre otras razones porque hoy un cordero vale igual o menos que hace 10 años, para ella estas lluvias representan que pronto la ricia invada los rastrojos, y que los liegos, que tenían mucho pasto, igualmente se vean invadidos de hierbas, lo que supondría un ahorro en piensos y laboriento que una sequía trae consigo.
Pero... se da otra faceta más con estas lluvias de comienzo de otoño, que para los amantes de la naturaleza, del campo y del monte, cazadores entre ellos, representa una inmensa alegría. El halo que rodea, que está inmerso en un monte calado, produce en el espíritu sensaciones de felicidad, el alma parece salirse del cuerpo, los sentidos se despiertan siendo más receptivos a todos los mensajes que encinas, arzollos, alcornoques, rocas, plantas silvestres y animales que lo habitan nos hacen percibir.
En términos generales podemos decir, exclamar, ¡enhorabuena!... las lluvias han llegado. Pronto esperamos ver los tractores alzando rastrojos y acondicionando barbechos, a los montes reverdecer y cubrirse de una tupida capa de hierbas, que nutren y alimentan la sensibilidad, ese olor a tierra húmeda, bien mojada, que penetra con hermosura indescriptible en el alma. Parajes como Santiago, el cerro de La Higuera, los montes y cerros que circunvalan el Alacranejo, donde se encuentra ubicado nuestro Castillo Convento de Calatrava la Nueva, El Cortijillo, El Valle... todo pleno de verdor y de alegría. Nadie debe sentirse contrariado por estas lluvias, son vida. Otros las necesitan para beber, a Dios gracias que en Aldea del Rey tenemos agua de calidad, y hasta ahora con suficiencia para cubrir estas necesidades.
Alter ego.
Nos informan que en el pueblo, nuestra Aldea del Rey querida, las lluvias han llegado con generosidad, que el jueves, día 25 de septiembre, llovieron unos 25 litros/m2 por la mañana, elevándose esta cifra hasta los 45 por la tarde. No está nada mal para comenzar.
El agua, siempre se ha dicho, es vida. El día 11 de septiembre visitamos el pantano Vega del Jabalón, lo recorrimos paseando largamente, se encuentra bajo mínimos. Estas lluvias, no obstante, no llegarán al pantano. Ha de llover mucho más, la tierra estaba sedienta.
En estos pueblos como Aldea del Rey, donde la agricultura, la huerta y la ganadería son la base fundamental de sus economías, reza más que en otros, aquel dicho de que <nunca llueve a gusto de todos>. Los hortelanos se lamentan, porque aún no han finalizado las labores de recogida de la berenjena y el pimiento, cuyos productos suponen un porcentaje elevado de ingresos para el pueblo. Tampoco son buenas estas lluvias para la vendimia, que no ha hecho más que comenzar, lo que conlleva descenso en la graduación de la uva, así como el riesgo de podredumbre. Deseamos que siga lloviendo... pero, que deje un claro, sólo unos días, para que tanto trabajo, inversión y sacrificio no den al traste con las ilusiones de hortelanos y viticultores.
Por el contrario, estas lluvias de cara a la inmediata campaña cerealista, son beneficiosas, la tierra espumea a tiempo, las labores agrícolas previas a la sementera se llevan a cabo con soltura, en forma agradable, con satisfacción. Se levantan, se alzan mejor aquellos rastrojos que se tiene intención de volver a sembrar, que son muchos. También hay satisfacción por cuanto para la olivicultura, estas lluvias permitirán un mayor tamaño de la aceituna. Los olivos serán los más beneficiados por las lluvias caídas en las puertas del otoño.
No se me olvida la ganadería, la lanar, que aunque ha descendido en número de cabezas, entre otras razones porque hoy un cordero vale igual o menos que hace 10 años, para ella estas lluvias representan que pronto la ricia invada los rastrojos, y que los liegos, que tenían mucho pasto, igualmente se vean invadidos de hierbas, lo que supondría un ahorro en piensos y laboriento que una sequía trae consigo.
Pero... se da otra faceta más con estas lluvias de comienzo de otoño, que para los amantes de la naturaleza, del campo y del monte, cazadores entre ellos, representa una inmensa alegría. El halo que rodea, que está inmerso en un monte calado, produce en el espíritu sensaciones de felicidad, el alma parece salirse del cuerpo, los sentidos se despiertan siendo más receptivos a todos los mensajes que encinas, arzollos, alcornoques, rocas, plantas silvestres y animales que lo habitan nos hacen percibir.
En términos generales podemos decir, exclamar, ¡enhorabuena!... las lluvias han llegado. Pronto esperamos ver los tractores alzando rastrojos y acondicionando barbechos, a los montes reverdecer y cubrirse de una tupida capa de hierbas, que nutren y alimentan la sensibilidad, ese olor a tierra húmeda, bien mojada, que penetra con hermosura indescriptible en el alma. Parajes como Santiago, el cerro de La Higuera, los montes y cerros que circunvalan el Alacranejo, donde se encuentra ubicado nuestro Castillo Convento de Calatrava la Nueva, El Cortijillo, El Valle... todo pleno de verdor y de alegría. Nadie debe sentirse contrariado por estas lluvias, son vida. Otros las necesitan para beber, a Dios gracias que en Aldea del Rey tenemos agua de calidad, y hasta ahora con suficiencia para cubrir estas necesidades.
Alter ego.