En defensa de mi pueblo, ALDEA DEL REY, y de su gente. Nuestra idiosincrasia (= carácter propio de un pueblo), como cualesquiera otras, tiene sus aspectos positivos y negativos. Las generalizaciones son excluyentes, reduccionistas e injustas. Afirmaciones tales como Aldea del Rey es un pueblo atrasado, una sociedad feudalista, tildarnos de inmovilistas o, similares calificativos, denotan en quienes así actúan proceder más por lo emocional que por lo racional. Sí, no puede negarse que la mentalidad aldeana es conservadora, lo cual no debe interpretarse como algo negativo. Se debe conservar todo aquello que dignifica a una persona o a un pueblo, y, por lo tanto, denostar o, al menos ser escépticos, ante todo lo que pueda zaherir sus sentimientos, sus pensamientos, en resumidas cuentas su idiosincrasia, que a mí que me resulta más propio de gente con personalidad, con criterio, con discernimiento. Dignifica más a un pueblo actuar reflexiva y secundariamente, que no dejarse arrastrar fácilmente por el “ ¿dónde va Vicente...?”, lo que connotaría ser primarios, fácilmente maleables, moldeables y modelables. Además, y lo que es muy importante, esta tipología de la personalidad aldeana, producto como en toda personalidad de factores externos e internos, temperamento y carácter, genéticos y ambientales, significa que nos regimos por valores éticos y morales que consideramos válidos, siempre permanentes, así como por unos principios sólidos e igualmente válidos. Referentes tales como la autoridad dentro del ejercicio de la libertad responsable, el sentimiento de la unidad e integridad familiar, la valoración y estima del matrimonio tradicional, tanto civil como religioso cristiano, el sentido de la propiedad, el valor del trabajo, del sacrificio y del esfuerzo, del cultivo de la tierra y de la huerta, siendo ésta incluso poseedora de rasgos singulares, como el caso de la berenjena, donde además de la tipología fitogenética singular, propia de nuestra Solanum melongena, también se da un arte, un mimo y un culto propio de nuestra gente en el cultivo de dicha solanácea, que tantos ingresos, directos e indirectos, proporciona a Aldea del Rey y a su gente. Pues bien (sería mal), a este conjunto de aspectos de nuestra personalidad como pueblo, a nuestra manera de ser y entender, a nuestra idiosincrasia, algunos a la ligera lo tildan peyorativamente como conservador, lo cual es un error, que se ve incrementado clamorosamente cuando además le acompañamos el calificativo de dictatorial, cuando no de feudal. Yo, orillando lo pasional y emitivo-emocional, objetivamente me siento muy orgulloso de mi pueblo, de Aldea del Rey.
Mas, fijémonos y comparemos otro aspecto que también nos distingue y cualifica, lo patrimonial y, dentro de él la valoración y estima que le damos a la casa familiar. Más del 65 por 100 de las casas o viviendas de Aldea del Rey en un corto periodo de tiempo, unos 25 años, se han hecho nuevas, son de nueva construcción, utilizándose en ello materiales de calidad, así como la dotación de menaje (= mobiliario y utensilios de la casa) que son, igualmente de primera calidad y belleza. Incluso disponemos de un amplio y cualificado parque en maquinaria agrícola, tractores, vehículos, cosechadoras, equipos motorizados, sistemas de riegos, etc., de primeras marcas comerciales que denotan bien a las claras, el elevado poder adquisitivo de la sociedad aldeana. No; eso de dictadores y feudalismo, como que se nos antoja impropio de este pueblo nuestro, pues si en otros tiempos los hubo, como en todo país y lugar, hoy brillan por su ausencia. Es más, este conjunto tan maravilloso de viviendas, casas de campo, etc., se ve acompañado de un sistema de calles amplias, bien pavimentadas, con fáciles accesos, así como por una distribución y ordenación que es envidia de mucha gente que nos visita. Pocos pueblos y localidades, mayores y menores, tienen o poseen un sistema de calles como Aldea del Rey.
¿Que a algunos les gustaría un cambio político en Aldea del Rey? Como diría un amigo mío, no confundamos las vietnamitas con las vitaminas. Aquí, como en todo lugar, se vota libremente, el pueblo elige a quienes desea le gobiernen. Además, existe la facultad democrática (= posibilidad) de poder cambiar cada cuatro años. Sí, es cierto que Aldea del Rey políticamente se encuentra muy definida, centro-derecha y centro-izquierda son sus señas de identidad en este sentido. Pero, si no se da el cambio que algunos desean, confundiéndolo con otras cosas, algunos deberían pensar qué causas o razones no lo permiten. Todo pueblo al que no le regalan nada, sino que lo que tiene o posee es producto de su esfuerzo y sacrificio, de su trabajo, de su manera de ser, entender y actuar, de sus principios y valores morales, valora mucho y tiene en gran estima lo que es, por lo que lo es, para lo que lo es y cómo lo es. Tal vez no desee otras aventuras.
¡Es que no tiene facetas negativas el pueblo de Aldea del Rey! Sí, también las tiene, que en mi opinión son las siguientes: un acendrado individualismo, pues aquí las empresas colectivas no tienen perspectivas. La más emblemática que ha fracasado, atentando incluso contra la propia supervivencia del pueblo, es la referida a la berenjena. Aldea del Rey produce cuanto menos, el 85 por 100 de la berenjena con D. E. de Almagro. Tanto en Almagro como en Bolaños se encuentran las conserveras de este cultivo hortense que, como he indicado, Aldea del Rey posee una tipología de suelo y un microclima idóneos para la misma, además del arte específico para su cultivo. Aquí ya debería estar en vías de concreción el tan cacareado Centro de Recepción, Clasificación, Pelado y Distribución de la Solanum melongena, que daría puestos de trabajo, cuanto menos, para unas 100 personas a lo largo de muchos meses del año, además de fijar la mujer al territorio, condición sine qua non para que un territorio fije cuanto menos su población. Es, precisamente ese individualismo egoísta el que no ha permitido aún la viabilidad más que posible y necesaria de dicho centro. La Junta de Comunidades de CLM, concretamente su presidente, José Mª Barreda, manifestó a los dirigentes locales, según nos han indicado, la total disposición del gobierno regional para la construcción de ese centro en Aldea del Rey. Financiación y subvenciones las tendrían y no pocas. ¿Qué pasa, pregunto a quien corresponda, con este proyecto?. Otros proyectos, como el recientemente de la central, mejor macrocentral termoeléctrica solar, que quieren instalar en uno de los parajes más representativos para el cultivo de Aldea del Rey, ya dijimos anteriormente en otro comentario, que no corresponde a estos lares. Ese proyecto que esperamos y deseamos no se concrete, representaría la fulminación definitiva del pueblo, su población caería irremisiblemente al menos en un 50 por 100. Supondría, al socaire de una golosina, la hipoteca para generaciones futuras de esos suelos. Además, claro está, de transformar Aldea del Rey en un paisaje lunar, en un desierto. Otro de nuestros defectos se basa en nuestro psueocristianismo estereotipado, pasivo o inercial cuanto mucho, que tiene como referentes casi exclusivos el templo, el rito y la procesión, todo ello muy alejado del verdadero mensaje cristiano, el Evangelio, el seguimiento de Cristo, la búsqueda de una eclesiología de misión y de comunión, donde ha de trabajarse, siguiendo a Jesús y sus apóstoles, no en la sola salvación del individuo personal, sino en la salvación de la comunidad local, de todos. Es decir, orillamos la esencia del cristianismo para centrarnos en los bordes, en lo vistoso por rutinario. Esta rutina nos está conduciendo a un pasotismo alarmante en este sentido, ya que nos está llevando a admitir como normales conductas o fórmulas que chocan frontalmente contra el mensaje evangélico. Hemos de tener presente en este sentido, que la Iglesia debe de evolucionar en todo aquello que no sea esencial al mandato Evangélico, en lo esencial la evolución de la Iglesia consiste en su fidelidad al mensaje de Jesús.
Por supuesto que tenemos más defectos, defectillos, pero no son exclusivos de nuestra idiosincrasia. Pero estos dos son los más significativos. Así que, para concluir, yo, como aldeano, me siento muy orgulloso de mi pueblo y de su gente, y que cada vez que voy allí, como ahora para la Feria y Fiestas, disfruto mucho, vivo lo aldeano, salgo por sus campos, me como un pisto manchego, unas berenjenas aliñadas a estilo de casa, una caldereta guisada con leña, unos potes en el bar de Tasín, que ya se ha jubilado o, en otro cualquiera, me siento después de cenar en la calle, respiro el aire límpido y sano que por allí sopla, me paseo por la carretera del Cortijillo, visito nuestro Castillo Convento de Calatrava..., es decir, vivo, pienso y siento como un aldeano de pro. A mucho orgullo, sano orgullo.
Alter ego.
Mas, fijémonos y comparemos otro aspecto que también nos distingue y cualifica, lo patrimonial y, dentro de él la valoración y estima que le damos a la casa familiar. Más del 65 por 100 de las casas o viviendas de Aldea del Rey en un corto periodo de tiempo, unos 25 años, se han hecho nuevas, son de nueva construcción, utilizándose en ello materiales de calidad, así como la dotación de menaje (= mobiliario y utensilios de la casa) que son, igualmente de primera calidad y belleza. Incluso disponemos de un amplio y cualificado parque en maquinaria agrícola, tractores, vehículos, cosechadoras, equipos motorizados, sistemas de riegos, etc., de primeras marcas comerciales que denotan bien a las claras, el elevado poder adquisitivo de la sociedad aldeana. No; eso de dictadores y feudalismo, como que se nos antoja impropio de este pueblo nuestro, pues si en otros tiempos los hubo, como en todo país y lugar, hoy brillan por su ausencia. Es más, este conjunto tan maravilloso de viviendas, casas de campo, etc., se ve acompañado de un sistema de calles amplias, bien pavimentadas, con fáciles accesos, así como por una distribución y ordenación que es envidia de mucha gente que nos visita. Pocos pueblos y localidades, mayores y menores, tienen o poseen un sistema de calles como Aldea del Rey.
¿Que a algunos les gustaría un cambio político en Aldea del Rey? Como diría un amigo mío, no confundamos las vietnamitas con las vitaminas. Aquí, como en todo lugar, se vota libremente, el pueblo elige a quienes desea le gobiernen. Además, existe la facultad democrática (= posibilidad) de poder cambiar cada cuatro años. Sí, es cierto que Aldea del Rey políticamente se encuentra muy definida, centro-derecha y centro-izquierda son sus señas de identidad en este sentido. Pero, si no se da el cambio que algunos desean, confundiéndolo con otras cosas, algunos deberían pensar qué causas o razones no lo permiten. Todo pueblo al que no le regalan nada, sino que lo que tiene o posee es producto de su esfuerzo y sacrificio, de su trabajo, de su manera de ser, entender y actuar, de sus principios y valores morales, valora mucho y tiene en gran estima lo que es, por lo que lo es, para lo que lo es y cómo lo es. Tal vez no desee otras aventuras.
¡Es que no tiene facetas negativas el pueblo de Aldea del Rey! Sí, también las tiene, que en mi opinión son las siguientes: un acendrado individualismo, pues aquí las empresas colectivas no tienen perspectivas. La más emblemática que ha fracasado, atentando incluso contra la propia supervivencia del pueblo, es la referida a la berenjena. Aldea del Rey produce cuanto menos, el 85 por 100 de la berenjena con D. E. de Almagro. Tanto en Almagro como en Bolaños se encuentran las conserveras de este cultivo hortense que, como he indicado, Aldea del Rey posee una tipología de suelo y un microclima idóneos para la misma, además del arte específico para su cultivo. Aquí ya debería estar en vías de concreción el tan cacareado Centro de Recepción, Clasificación, Pelado y Distribución de la Solanum melongena, que daría puestos de trabajo, cuanto menos, para unas 100 personas a lo largo de muchos meses del año, además de fijar la mujer al territorio, condición sine qua non para que un territorio fije cuanto menos su población. Es, precisamente ese individualismo egoísta el que no ha permitido aún la viabilidad más que posible y necesaria de dicho centro. La Junta de Comunidades de CLM, concretamente su presidente, José Mª Barreda, manifestó a los dirigentes locales, según nos han indicado, la total disposición del gobierno regional para la construcción de ese centro en Aldea del Rey. Financiación y subvenciones las tendrían y no pocas. ¿Qué pasa, pregunto a quien corresponda, con este proyecto?. Otros proyectos, como el recientemente de la central, mejor macrocentral termoeléctrica solar, que quieren instalar en uno de los parajes más representativos para el cultivo de Aldea del Rey, ya dijimos anteriormente en otro comentario, que no corresponde a estos lares. Ese proyecto que esperamos y deseamos no se concrete, representaría la fulminación definitiva del pueblo, su población caería irremisiblemente al menos en un 50 por 100. Supondría, al socaire de una golosina, la hipoteca para generaciones futuras de esos suelos. Además, claro está, de transformar Aldea del Rey en un paisaje lunar, en un desierto. Otro de nuestros defectos se basa en nuestro psueocristianismo estereotipado, pasivo o inercial cuanto mucho, que tiene como referentes casi exclusivos el templo, el rito y la procesión, todo ello muy alejado del verdadero mensaje cristiano, el Evangelio, el seguimiento de Cristo, la búsqueda de una eclesiología de misión y de comunión, donde ha de trabajarse, siguiendo a Jesús y sus apóstoles, no en la sola salvación del individuo personal, sino en la salvación de la comunidad local, de todos. Es decir, orillamos la esencia del cristianismo para centrarnos en los bordes, en lo vistoso por rutinario. Esta rutina nos está conduciendo a un pasotismo alarmante en este sentido, ya que nos está llevando a admitir como normales conductas o fórmulas que chocan frontalmente contra el mensaje evangélico. Hemos de tener presente en este sentido, que la Iglesia debe de evolucionar en todo aquello que no sea esencial al mandato Evangélico, en lo esencial la evolución de la Iglesia consiste en su fidelidad al mensaje de Jesús.
Por supuesto que tenemos más defectos, defectillos, pero no son exclusivos de nuestra idiosincrasia. Pero estos dos son los más significativos. Así que, para concluir, yo, como aldeano, me siento muy orgulloso de mi pueblo y de su gente, y que cada vez que voy allí, como ahora para la Feria y Fiestas, disfruto mucho, vivo lo aldeano, salgo por sus campos, me como un pisto manchego, unas berenjenas aliñadas a estilo de casa, una caldereta guisada con leña, unos potes en el bar de Tasín, que ya se ha jubilado o, en otro cualquiera, me siento después de cenar en la calle, respiro el aire límpido y sano que por allí sopla, me paseo por la carretera del Cortijillo, visito nuestro Castillo Convento de Calatrava..., es decir, vivo, pienso y siento como un aldeano de pro. A mucho orgullo, sano orgullo.
Alter ego.