No creo que muchos de vosotros recordéis lo que en el pasado representó la Cruz de los Caídos para algunos pre-adolescentes del pueblo. Quien hoy contemplara este monumento estaría lejos de imaginarse que fuera para muchos un enclave de felicidad. Allí se producían los primeros acercamientos entre algunos chicos y chicas del pueblo. Cuántos juegos tenían allí lugar; los conocidos y otros imaginados: el escondite (en sus variantes española e inglesa), la comba, el pañuelo (donde yo batía buenas marcas), beso, atrevimiento y verdad, relatos de miedo...
Aquello duró tres veranos. Yo estaba deseoso de que llegase el anochecer para presentarme allí a la primera de cambio. Había unas chicas de Madrid que me tenían mucha simpatía, y yo bebía los vientos por una amiga de ellas, que vivía en Puertollano y soñaba con ser enfermera. ¡Cuántos caminos he buscado en las estrellas por causa de esta jovencita! Durante muchos años, a lo largo de una vida de melancolía. Tenía los ojos como la tierra verde, la piel como un lirio de los valles y los cabellos, bellísimos, como el centeno maduro. Sé que vivía en las alturas de Puertollano, y todas las veces que he ido allí he pateado el Paseo de San Gregorio con la esperanza de topármela junto a una fuente cantarina.
Recuerdo que una noche llevé un libro de Julio Verne bellamente ilustrado. Una de las chicas me lo pidió para hojearlo mientras comía un bocadillo de sardinas. Un movimiento torpe por mi parte hizo que se le cayese el bocadillo al suelo, dejándola sin cena a la pobrecilla, no sin antes mancharme el libro de parte a parte para gran dolor mío. Por cierto, Julio Verne hizo mención de Aldea del Rey en su libro "Historia de los grandes viajes y de los grandes viajeros" en relación al lugar de nacimiento de Diego de Almagro. A tenor de esto, Garcilaso el Inca en su libro "Historia general del Perú" dice que Diego de Almagro nació en Malagón... ¡A ver si se ponen de acuerdo!
Chicas de la Cruz, por más años que pasen soy incapaz de olvidaros. Si derrumban el monumento nuestra juventud se quedará sin vestigio de aquellos días felices. El sueño venga a mis ojos y me permita veros como entonces os veía. Quizá las nubes dibujen vuestras efigies. Pero, a no dudar, el cielo estará despejado para vosotras y ya no podréis encontrarme.
El jardinero de las nubes.
Aquello duró tres veranos. Yo estaba deseoso de que llegase el anochecer para presentarme allí a la primera de cambio. Había unas chicas de Madrid que me tenían mucha simpatía, y yo bebía los vientos por una amiga de ellas, que vivía en Puertollano y soñaba con ser enfermera. ¡Cuántos caminos he buscado en las estrellas por causa de esta jovencita! Durante muchos años, a lo largo de una vida de melancolía. Tenía los ojos como la tierra verde, la piel como un lirio de los valles y los cabellos, bellísimos, como el centeno maduro. Sé que vivía en las alturas de Puertollano, y todas las veces que he ido allí he pateado el Paseo de San Gregorio con la esperanza de topármela junto a una fuente cantarina.
Recuerdo que una noche llevé un libro de Julio Verne bellamente ilustrado. Una de las chicas me lo pidió para hojearlo mientras comía un bocadillo de sardinas. Un movimiento torpe por mi parte hizo que se le cayese el bocadillo al suelo, dejándola sin cena a la pobrecilla, no sin antes mancharme el libro de parte a parte para gran dolor mío. Por cierto, Julio Verne hizo mención de Aldea del Rey en su libro "Historia de los grandes viajes y de los grandes viajeros" en relación al lugar de nacimiento de Diego de Almagro. A tenor de esto, Garcilaso el Inca en su libro "Historia general del Perú" dice que Diego de Almagro nació en Malagón... ¡A ver si se ponen de acuerdo!
Chicas de la Cruz, por más años que pasen soy incapaz de olvidaros. Si derrumban el monumento nuestra juventud se quedará sin vestigio de aquellos días felices. El sueño venga a mis ojos y me permita veros como entonces os veía. Quizá las nubes dibujen vuestras efigies. Pero, a no dudar, el cielo estará despejado para vosotras y ya no podréis encontrarme.
El jardinero de las nubes.