Supongo, espero y deseo, Niño de Alcudia, que tras la trashumancia en tierras altas, por la dichosa sequía (que nada que envidiar tiene a la política de recortes) tengas ansias por regresar a tu tierra, donde los pastos y terrenos baldíos y abandonados a la suerte, siempre resurgirán, porque llevan en su savia la Mancha, igual que nosotros. los que nos consideramos Manchegos de pura cepa.
Te esperamos ansiosos por escuchar las vicisitudes con tus rebaños, tus apreciaciones sobre la meteorología reinante en esos alejados parajes, sus gentes, y las nuevas que nos puedas ofrecer.
Cartucho.
Te esperamos ansiosos por escuchar las vicisitudes con tus rebaños, tus apreciaciones sobre la meteorología reinante en esos alejados parajes, sus gentes, y las nuevas que nos puedas ofrecer.
Cartucho.
Güenas noches amigo Cartucho, y todos los vecinos de la comarca de Almadén.
Pos la verdá es que sí: estoy ansioso de regresal a mi amado Valle de Alcudia, el valle de lomas al que dieron nombre nuestros antepasados andalusíes; pero ya sabes que hasta San Miguel los ganaderos y pastores mantenemos nuestro compromiso con los propietarios de las tierras. Espero que para ese día haya llovido ya en nuestra tierra (en Alamillo decimos que si llueve para la feria de Pozoblanco, el año será güeno de agua, y el refrán dice: “Otoñada verdadera, para San Miguel la primera”), las cercas y cercones se llenen de hongos; y la hierba despunte, presta a cubril las dehesas de encinas, mientras éstas engordan las bellotas, para podel celebral una güena montanera, ya en octubre y en noviembre, cuando todo el valle verdee y corran las cañas y arroyos.
Entre tanto sigo en las alturas, agostadas ya, también, viendo pastar pausadamente a mis borras; extasiándome con el dulce sonido de sus esquilas, el trino del herrerillo, el murmullo del regato...; maravillado con la claridad de los días, los arréboles del atardecer y la inmensidad de la bóveda celeste que nos cubre, pura, estas últimas noches del verano. Libre mi mente de pensamientos perturbadores, al lado de Dios Mismo.
Pos la verdá es que sí: estoy ansioso de regresal a mi amado Valle de Alcudia, el valle de lomas al que dieron nombre nuestros antepasados andalusíes; pero ya sabes que hasta San Miguel los ganaderos y pastores mantenemos nuestro compromiso con los propietarios de las tierras. Espero que para ese día haya llovido ya en nuestra tierra (en Alamillo decimos que si llueve para la feria de Pozoblanco, el año será güeno de agua, y el refrán dice: “Otoñada verdadera, para San Miguel la primera”), las cercas y cercones se llenen de hongos; y la hierba despunte, presta a cubril las dehesas de encinas, mientras éstas engordan las bellotas, para podel celebral una güena montanera, ya en octubre y en noviembre, cuando todo el valle verdee y corran las cañas y arroyos.
Entre tanto sigo en las alturas, agostadas ya, también, viendo pastar pausadamente a mis borras; extasiándome con el dulce sonido de sus esquilas, el trino del herrerillo, el murmullo del regato...; maravillado con la claridad de los días, los arréboles del atardecer y la inmensidad de la bóveda celeste que nos cubre, pura, estas últimas noches del verano. Libre mi mente de pensamientos perturbadores, al lado de Dios Mismo.