Constructor del
convento por José Alday Fernández, encargo del obispo Menéndez de Luarca en 1756.
Su primera función fue la de
casa de descanso del obispado.
La
fachada principal contiene
espadaña de piñón con doble
campanas y doble pirámides a los extremos.
En los vidrios de las
ventanas contienen el
escudo de las Carmelitas.