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BIELVA: Luis de nuevo darte las gracias por este recuerdo a...

La vida del minero fue dura y sacrificada, pero alcanza su máxima expresión cuando esta se lleva a cabo en un medio tan hostil como son los Picos de Europa.
Ayer, tuve la suerte de poder darme una vuelta con Segundo, Pito y Rogelio por los puertos de Aliva y nos acercamos hasta la bocamina que penetraba en el farallón del circo glaciar de peña Vieja. Allí pude contemplar los restos de los barracones y almacenes que aún perduran de la explotación minera de aquella zona. La mina estaba situada en lo que son los puertos de Aliva, a 1.800 m de altura, en pleno corazón de los Picos. Los pueblos más cercanos a la mina son Espinama y Sotres, a unos 15 Km. de distancia por difícil pista de tierra que desde los citados pueblos asciende hasta la bocamina. Por lo tanto no es difícil adivinar que a la dureza del trabajo de interminables horas, habría que añadirle el rigor del frío en invierno, la soledad y las incomodidades de acceso. En estas difíciles condiciones tuvieron que trabajar dos de nuestros vecinos ya desaparecidos, el Jaque joven y Naro. Años más tarde lo harían Manolo Junco y Manolo el de Inés (Poveo), que de vez en cuando todavía nos lo recuerdan.
Este verano, cuando cientos de turistas asciendan en el teleférico y disfruten de las magnificas panorámicas de los Picos y de las agradables temperaturas del puerto, tal vez nadie se acordará de las penurias de nuestros mineros y de que por donde hoy ascendemos en apenas cinco minutos al mirador del Cable, en otros tiempos no tan lejanos, descendían vagonetas de mineral de blenda extraído de la dura roca de los Picos. Por eso desde aquí quiero tener un recuerdo especial para Naro y el Jaque, dos esforzados mineros que con su dura lucha sacaron adelante a sus familias.
Cuando en Espinama, tomando una cerveza, charlamos con un viejo minero y le preguntamos que si se recordaba a Naro de Bielva, nos contesto que él de Bielva se recordaba de Cristóbal Blanco, de su mujer Ñuca y de Teógenes. El desconocía que ambos hablábamos de la misma persona y es que el recuerdo de las personas sencillas, a pesar de los años, perdura entre las gentes de Picos.
El sacrificado trabajo del minero apenas se manifiesta a la vista del turista que deambula por las praderas, solo pequeños boquetes en la dura roca o escombreras que se confunden con las graveras de los neveros son algunas muestras de la actividad minera. Los Km. de galerías excavados a base de barreno en las entrañas de este macizo montañosos serán el testimonio mudo de su trabajo. Por la tarde sin embargo tuve la ocasión de disfrutar de otra de las obras más impresionantes de estos mineros canteros en el exterior de estos riscos y abismos. El camino carretero que desde el collado de Escarandi baja hasta Bejes, un descenso de 800 m de desnivel en unos pocos Km. de recorrido. Desde el hoyo del Tejo, en la divisoria entre Asturias y Cantabria en la carretera de Sotres a Tresviso, descendimos por este camino atravesando un bonito bosque de hayas y fuimos bordeando la parte superior de la canal de Urdón donde los mineros a base de barreno y armando muros de piedra, colgados del abismo en muchos casos, fueron abriendo camino por los cortados de la montaña. El sofisticado todoterreno de Segundo a lo largo de más de un Km. no ceso de avisar de posible contacto por el lado en que se arrimaba a la pared de la montaña, por el otro solo había precipicio. El paisaje espectacular, no acto para los que padezcan de vértigo. Las vistas de Tresviso y su zigzageante camino de ascenso desde Urdón todo un espectaculo. El camino, de unos 14 Km. de recorrido, fue abierto como he dicho por los mineros que desde las minas de Ándara tenían que bajar el mineral hasta los hornos del Dobrillo para su calcificación. Los caminos carreteros de las minas son autenticas obras de ingeniería. Un ejemplo impresionante también de estos caminos lo podéis encontrar, si os animáis a subir desde Fuente Dé hasta las brañas de Llordes, en sus tornos, que ascienden por la izquierda del teleférico.
Para los caminantes de Bielva, este paseo en el otoño tiene que ser aún más espectacular, así que si alguno se anima, ya sabe enseguida se organiza una excursión.
Un abrazo familia.

Luis de nuevo darte las gracias por este recuerdo a los mineros y en especial a mi padre, cada vez te superas en tus relatos de cosas y situaciones que parece que lo vivimos al leerte y más si como es mi caso hablas de mi padre, me vienen al recuerdo montones de situaciones vividas en Espinama, pueblo donde vivi con mis padres y mi hermano Teo, como digo me vienen muchos recuerdos que creo q alguno será de oirlos contar a mis padres, habia una señora que tenía que ser de dinero pues vivia en una casa muy bonita y se ponia en el jardín a fumar, yo nunca había visto una mujer fumando y le dije a mi madre " mamá mira que mujer mas cochinona que fuma como los hombres" jajjajajaj yo con mi desparpajo de cinco años mas o menos, imaginaros los colores de mi madre, pidiendo perdón por el atrevimiento de la niña a esta señora que recuerdo como digo cada día en el jardín sentada en una silla fumando, cada vez q pasabamos recuerdo el esmengón q me daba mi madre, dale los buenos días y ni se te ocurra decirle nada del cigarro ajjajajaj, otro recuerdo, bueno este es de oirlo contar a mis padres, ibamos de paseo por supongo q algun sitio de los q describes Luis, el caso q era muy cuesta arriba, mi hermano Teo se cayó y empezó a llorar, se puso morado (el se guindaba) y mi madre le movia y le movia y Teo no reaccionaba, mi padre iba delante de nosotros y se volvio a ver q pasaba y mi madre q ya lloraba le tiro a Teo a mi padre a los brazos y le dijo "tomalo q está muerto" en ese momento Teo volvió en si, yo veo esta escena perfectamente, no se si es q la recuerdo o la he oido contar muchas veces, otra esque en Espinama con tres o cuatro años, iba con mi madre por la carretera en una mano me llevaba a mi y en otra a Teo, entonces pasaría un coche cada tres horas jajajjaj, bueno pues viene un coche yo me suelto de la mano y cruzo la carretera, habia un señor q ve q me iba a coger el coche y me agarró a lo justo, perdonar q cuente esto pero es algo que pasó y q a dios gracias no tuvo consecuencias, Cuando yo tenia unos 16 años mis padres nos llevaron a Espinama y me llevaron a ver al señor que me salvó la vida.
Tambien recuerdo cuando mi padre contaba cuando estaban en los barracones y les caian neveros y les tapaban los barracones y tenian que salir por el techo del barracón cavando la nieve pues había mas de un metro de nieve encima del techo, ademas del duro trabajo tenian que luchar contra las inclemencias del tiempo, pues eso de caer neveros y quedar enterrados les ocurria amenudo, tambien el tenia q estar temporadas solo en Espinama, no habia tantos coches como ahora y estaba lejos, luego ya nos fuimos a vivir con el una temporada.
Perdonar por tan larga parrafada pero Luis de nuevo me ha echo recordar a mis padres y una época de mi vida que estaba ahí y me ha vuelto a la memoria. GRACIAS LUIS.