Púlpito en la iglesia y ex- convento de Santo Domingo de Guzmán, SAN CRISTOBAL DE LA LAGUNA

Capitán de varios navíos y corsario, significando esto que tiene autorización del gobierno de su nación (patente de corso), bajo cuyo pabellón navega, para perseguir a los piratas o barcos de naciones enemigas, quedándose con las presas capturadas o parte de ellas, y sujetándose a reglas previstas por la legislación. En la práctica, sin embargo, es difícil determinar donde empieza la piratería y donde termina el corso, que degenera fácilmente en aquella; el mismo individuo es considerado a veces corsario por sus compatriotas y pirata por los enemigos. Cuando pensamos en piratas nos los imaginamos tuertos, con un parche en un ojo, una pata de palo, un loro en el hombro y bebiendo una botella de ron al lado de un tesoro en una playa tropical. Pero la realidad es mucho mas cruda, y hemos de pensar que en la mayoría de los casos el pirata no era un pobre desclasado, harapiento, muerto de hambre y miedo, que como un ladrón callejero atacaba a sus paisanos cuando estos estaban mas confiados, sino un autentico señor, a veces aristócrata, al servicio de algún obispo, rey o cacique, para aprovechar estas energías y enriquecerse de forma fácil y rápida.
(12 de Julio de 2019)