Casa Jiménez de Franchy y cofradía del vino, LA OROTAVA

Fue Doña Leonor de Monteverde quien tuvo la iniciática, tras realizar un viaje a Florencia, de engalanar el tramo de calle anterior a su casa-palacio en la Orotava y de ahí en adelante, el resto de los vecinos fueron replicando su acción hasta nuestros días. Esta gran casona canaria, de tres plantas de altura y cuatro calles, viene a estar coronada por un gran balcón canario de corredera, todo ello en la tradicional madera de tea. Estos balcones a diferencia de lo que podría pensarse hoy en día, no tenían una función residencial si no muy al contrario, servían junto con toda la planta superior de almacén de grano, no siendo infrecuente en el pasado lejano, verlos cubiertos de piñas de millo (mazorcas de maíz) u otros alimentos, puestos a secar para su conservación y guarda. Debajo del espléndido balcón de tea se abren cuatro grandes ventanales coronados por un marco-frontispicio también de tea, de los que salen cuatro grandes buitres o cóndores, en lo que constituye un motivo ornamental singular del que no tengo conocimiento de existencia en ninguna otra casa de las islas. Frente a cada ventanal pende un balcón de forja, bajo los que se posicionan sin solución de continuidad, también en madera de tea, tres ventanales y la puerta de entrada, ésta última constituyendo el segundo hueco según se sube. Tras la gran puerta, se abre el característico zaguán que da paso a su vez, a un precioso patio, presidido por dos pináculos de piedra. A mano izquierda, surge la gran escalera monumental, también en tea, presidida por la imagen de San Lorenzo en una hornacina, también en madera de tea (pino canario). La imagen en cuestión fue probablemente traída del malogrado convento de San Lorenzo, el llamado Escorial de Canarias, desparecido parcialmente tras un incendio allá por el año de 1801.
(13 de Julio de 2019)