Es un sitio por el que dar un
paseo tranquilo resulta sumamente placentero. Sólo he estado una vez en él, tomando un café (sin avisar y con alevosía. Pero qué morro teníamos) con un
amigo que me llevó hasta allí, en
casa de los padres de una persona que por aquel entonces era muy importante para mí. Y tengo que decir que los vecinos que nos encontramos, aun siendo extraños, nos recibieron como si nos conociesen de toda la vida.
Bonito lugar y mejores gentes, digno de visitar.
Un saludo.