QUE ME DEN CONTIENDA CON QUIEN ME ENTIENDA: Apunta este refrán la futilidad de empeñarse en discusiones con los que no entienden o no quieren entender nuestros argumentos. Qué vale razonar acerca de las matemáticas con quienes ignoran, o de la medicina con alguien que no sepa una palabra de ella, o de la navegación a vela con un hombre de tierra adentro que ni siquiera ha visto una vela en toda su vida?.
Podemos disentir de nuestros colegas en cuestiones más o menos importantes de nuestro quehacer comun, y entablar disputas con ellos por este o aquel motivo, en un tema importante o trivial, pero, qué luz nos aportaría el debatirlo con quienes lo ignoran de una manera total?.
De qué duda pueden sacarnos los que todo lo desconocen?
No caigamos pues en la trampa de enzarzarnos en contiendas verbales con los que desde el principio dejan bien clara su ignorancia del asunto que se dilucida: que los abogados opinen de la leyes, los metereólogos del tiempo, los arqueólogos de la prehistoria, y asi sucesivamente. Y cada uno, de lo que verdaderamente sepa, si es que sabe algo como para discutir de ello.
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