Me estoy pegando con dos buenas novelas: UNA MUJER DIFíCIL de John Irving, y SOBRE EL DON APACIBLE de Miguel Shólojov. Que duda cabe que dos grandes novelistas, pero me están costando trabajo. De Irving, me habían hablado mucho y bien, está claro que cada uno tiene sus gustos. A Shólojov lo avala su Premio Nobel, pues muy bien: ¡A por ellos!. Que no decaiga el ánimo.
"Una noche, cuando Ruth Cole tenía cuatro años y dormía en la litera inferior, la despertaron los sonidos que produce la actividad amorosa, procedentes del dormitorio de sus padres. Era un sonido del todo nuevo para ella, Ruth había estado recientemente enferma, con una gripe intestinal, y cuando oyó por primera vez a su madre haciendo el amor pensó que estaba vomitando". Así empieza "Una mujer difícil" la novela de John Irving.
"La finca de los Melekhov, se encuentra en la extremidad del "khutor". Del nado norte de la propiedad, la puertecilla de la alquería sobre el río. No hay más que descender la margen escarpada, de ocho "sagenas" de altura, por un senderillo abierto en medio de terrenos cretosos cubiertos de musgo, para llegar al ribazo sembrado de conchas nacaradas. Un festón gris e irregular de guijarros bañados por las ondas bordea la corriente espumosa del Don, rizada por el viento". Y así "Sobre el Don apacible" de Miguel Shólojov. Sutevo.
"Una noche, cuando Ruth Cole tenía cuatro años y dormía en la litera inferior, la despertaron los sonidos que produce la actividad amorosa, procedentes del dormitorio de sus padres. Era un sonido del todo nuevo para ella, Ruth había estado recientemente enferma, con una gripe intestinal, y cuando oyó por primera vez a su madre haciendo el amor pensó que estaba vomitando". Así empieza "Una mujer difícil" la novela de John Irving.
"La finca de los Melekhov, se encuentra en la extremidad del "khutor". Del nado norte de la propiedad, la puertecilla de la alquería sobre el río. No hay más que descender la margen escarpada, de ocho "sagenas" de altura, por un senderillo abierto en medio de terrenos cretosos cubiertos de musgo, para llegar al ribazo sembrado de conchas nacaradas. Un festón gris e irregular de guijarros bañados por las ondas bordea la corriente espumosa del Don, rizada por el viento". Y así "Sobre el Don apacible" de Miguel Shólojov. Sutevo.
