EL CAMPO (MIERES): María, efectivamente no nos vamos a poner de acuerdo...

Milio: Voy a hacer unas puntualizaciones que espero aclaren varias apreciaciones que yo creía haber dejado meridianamente claras:
1º Con respecto a la silicosis, está claro que Vd. no dijo que esta enfermedad fuese privativa de los mineros. Lo que yo quise decir al replicarle es que cada profesión tiene una afectación bien sea de órganos, osteomuscular o de cualquier otra índole. Por cierto, los oficinistas también padecen enfermedades profesionales tales como el síndrome del túnel carpiano, fatiga de las vainas tendinosas etc.
2º No es necesario hacer estudios geofísicos y geotécnicos para saber que la actividad minera es ruinosa, pues durante medio siglo ha subsistido gracias a la inyección dineraria del Estado.
3º No me sale ningún sarpullido por leer cualquier informe, aunque éste sea de parte.
4º Yo no criminalizo al colectivo minero, criminalizo al grupo que protagonizó los desmanes y que por cierto no llevaban ni traje de faena ni casco. (el atuendo no convierte a nadie en violento) Las capuchas y pañuelos que cubrían sus caras, evidencian la premeditación y preparación para la algarada.
5º Por mucho que lamenten lo ocurrido, el viajero herido, no recuperará la visión de su ojo. Antes de hacer según que cosas, debemos sopesar las posibles consecuencias.
6º Claro que me horrorizó ver las imágenes que protagonizaron los estudiantes encapuchados destrozando todo lo que encontraban a su paso y por supuesto, sí que asocio a esos estudiantes con la violencia.
7º No he llamado elementos violentos y destructores a los familiares de nadie, solamente he calificado de este modo a los energúmenos que sin sopesar las posibles consecuencias de sus actos sembraron de barricadas las carreteras y vías férreas. Si alguno de sus familiares, promovió o colaboró en la ejecución de tan deleznable cometido, es por supuesto, acreedor de cuantos calificativos he vertido en mis comentarios.
Por último, como no vamos a ponernos de acuerdo en la apreciación de los hechos, por mi parte, doy el asunto por zanjado. Un saludo,

María, efectivamente no nos vamos a poner de acuerdo en este asunto porque tenemos puntos de vista diamentralmente opuestos.
Su detallada explicación sobre las enfermedades profesionales me ha dejado perplejo, mi trabajo profesional lo he desarrollado en una oficina (32 años) y le garantizo que padezco muchas enfermedades derivadas de una diabetes tardiamente diagnosticad, pero ninguna de las que usted menciona. Coincidirá conmigo en que no es equiparable la gravedad de la silicosis con el síndrome del túnel carpiano. Desgraciadamente vi morir a mi padre de la primera.
Como ha dado por zanjado este debate no me contestará a una pregunta ¿Qué es más deficiatio el sector minero del carbón o el eléctrico, o el automovilístico, o la agricultura? No, no me conteste, no quiero reabrir la cuestión.
ES que como soy muy corto de entendederas no comprendo que se recorten 230 millones de euros al Convenio del Carbón y se concedan 100 MIL millones al sector financiero (que por cierto fue el que nos trajo estos lodos) y se anuncian no se cuantos millones para las concesionarias de autopistas. A este capitalismo se apuntan todos: los benificios para los accionistas y las perdidas para que las sufrague el Estado.
Finalmente dice que no dijo lo que si dijo (gracias a Dios el alzheimer no figura entre mis dolencias), y si no, repase las notas, y verá como no excluyó a nadie cuando afirmó que los mineros eran violentos, incluso los calificó como el caballo de Atila. Y no se engañe, los violentos, que los hay, que participan en las manifestaciones estudiantiles, hace muchos años que abandonaron esa actividad. Simplemente son delincuentes.
Finalmente si todos fuesemos capaces de sopesar las consecuencias de nuestros actos, no existían las sorpresas, ni gratas ni desagradables.
Deseo agradecerte María el que gracias a tus notas he podido plasmar en este foro mis pensamientos y sentimientos sobre un colectivo que forma parte de mi propia vida. Y para cerrar este capítulo deseo expresarme orgulloso de mis antepasados, de mi pueblo. Confieso que me emociono con la marcha negra y con el arrojo y decisión de unos trabajadores que persiguen un sueño, una utopía, bendita su ilusión, Sirvan estas notas como homenaje sincero hacia todos ellos, me siento su deudor.