La
iglesia está datada en el siglo XII, si bien se tiene constancia, en el mismo lugar, de un templo del siglo VIII.
Durante varios siglos permanecieron sepultados en esta iglesia los restos mortales de don Pelayo, primer rey de
Asturias y los de su esposa, la reina Gaudiosa siendo posteriormente trasladados a la
Santa Cueva de Covadonga, e introducidos en un túmulo de
piedra.