REY ENRIQUE – ¡Una vez más a la brecha, queridos
amigos; una vez más, o tapiemos la línea de sus
murallas con nuestros muertos ingleses! En tiempo de paz, nada conviene al hombre tanto como la modestia tranquila y la humildad; pero cuando la tempestad de la guerra sopla en nuestros oídos, nos es preciso imitar la acción del tigre; poner en tensión nuestros nervios, hacer llamamiento a nuestra sangre, disimular el noble carácter bajo una máscara de furia y de rasgos crueles; así, pues, dotad
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