La vergüenza de este paseo es que unos gamberros rompieran la fuente del pastor y la oveja, una artistica escultura de Antonio Palao y no lo viese nadie, cuando fue por la noche y al caer una estatua pienso que algo de ruido se oiria, culpable las fuerzas de seguridad ciudadana, para eso les pagamos sinverguenzas.