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ALCALA DE EBRO: De vez en cuando recuerdo el poema de Quinto Horacio...

Hasta que no se construyó el puente de Alagaón, Cabañas, Alcalá y varios pueblos más aguas arriba tenaían su "barca" para cruzar el Ebro. Era una plataforma rectangular muy ampla de unos 20 m. de larga por 5m. aproximadamente de ancha asentada en un enorme "pontón" donde, desde el atracadero, entraban varios carros, galeras, volquetes y, cuando llegaron, tambieén los autos. Naturalmente, subían también pasajeros. En un ingenioso artefacto había montado una especie de cabrestante sobre el que se deslizaba una sirga fuertemente amarrada en ambas orillas. La corriente del río se encargaba de ir desplazando suavemente la "barca" para atravesarlo.
Y ¿dónde se construían esas "barcas"? En Alcalá. Allí funcionaba el "astillero" a cargo de los hermanos Achón, los calafates. ¡Qué gran fiesta cuando se botaba una "barca". Era un hermoso acontecimiento para la Ínsula y sus alrededores.- Y el día de San José, patrono de los carpinteros, después de la Misa en su honor, "los calafates" obsequiaban a todo el mundo con Anís de la Asturiana y con "virutas" (a los chicos, limonada y más "virutas").
Y ¿desde cuándo empezaron a funcionar las "barcas" en el Abro? Quizás desde principios del s. XIX. Tabajo pendiente para que investiguen los historiadores. O los hijos y nietos de aquellos beneméritos "calafates".
Como recuerdo muy personal: cuando estaban en plena actividad, yo me acercaba a ellos y quedaba embobado viendo la maestría con que manejaban la sierra, la garlopa, la achuela, y todas las demás herramientas del oficio: eran verdaderos maestros, expertísimos, dignos de seguir recordándolos con admiración y gratitud a través de las nuevas generaciones. ¿Con una placa alusiva en la pared del Ayuntamiento? ¡Piénselo, señor Alcalde!

Pertenezo a una rama colateral de la familia de estos calafates, pero me ha prodiucido una gran alegría lo que cuenta Vd. sobre los calafates Achón. El Sr. Alcalde no puede hacer nada de lo que Vd. sugiere, por más quer ello fuera de su mayor agrada, ya que lo acusarían de nepotismo. Creo que debemos ser los que sabemos o recordamos algo sobre ellos los que, mientras poodamos, (todos tenemos que ser ya muy mayorcitos) se lo contemos a las generaciones jóvenes para que conozcan la labor que a partir de 1900 realizaron, en beneficio propio y de Alcalá, los sucesivos hermanos que rigieron el negocio. Claro que antes deberíamos ponernos de acuerdo. Algo recuerdo de mi niñez, de lo que me contaba mi abuelo sobre sus primos de Alcalá, de los que pude llegar a conocer y de la genealogía de la amplia familia Achón a la también pertenezco. Estoy a disposición de las personas interesdas
en recordar y rendir un justo homenaje a esta estupenda familia. Saludos.

De vez en cuando recuerdo el poema de Quinto Horacio Flaco que comienza "Beatus ille..." y que en español rezaría aproximadamente así; "Feliz quien alejado de los grandes negociados se contenta cultivando con una yunta de bueyes los campos de sus padres". Entonces me vienen a la memoria recuerdos felices de mi infancia y pienso en los habitantes de la¨Ínsula Barataria que vivían felices al estilo soñado por el poeta latino. Y veo pasar en el túnel del tiempo a Gonzalo y a su hermano Elías o al tío Teodosio cruzando la plaza mayor con su carreta y sus bueyes. Qué vida sencilla y feliz la de aquellos tiempos! Felices también los que cosechaban las remolachas azucareras y, después de que las mujeres las "descoronaran", las cargaban en carros y galeras para llevarlas a la estación del ferrocarril con destino a las fábricas de Luceni o Alagón. Felices los que se dedicaban al cultivo de los melones (tan apreciados por bilbainos, madrileños y catalanes que los llevaban en grandes camiones), y los que como el tío Perico Olite, dedicaban su actividad a la fruticultura (los afamados melocotones de variadas especies), sin olvidar a los horticultores que, como los hermanos Ríos, cosechaban pimientos y tomates dignos de ser presentados en cualquier

exposición Rural. Tengo que frenarme para no seguir con tantísimos recuerdos que afloran a mi mente. Pero no resisto a la tentación de hacer memoria de las mujeres lavando alegremente la ropa en el Galacho (no en el Ebro que entonces no discurría tan cercano como ahora) mientras las más conversaban interminablementes y alguna (como la Rosita Moreno, hija de la tía Lucía) entonaba una jotica a pleno pulmón. Y termino recordando a Tomás y a David quienes, encargados dde pastorear las ovejas de todos los vecinos, añadían un toque idílico a la vida cotidiana de la¨Ínsula Barataria.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Hola!, Buenos dias, eduardo!
Soy una de las nietas de Ernesto Cuenca y le puedo decir que mi abuelo es especial, y es cierto que cualquier persona que esté a su lado no se puede aburrir, pues siempre tiene algo que contarte...
La verdad es que está muy bien pero los años van pasando, aunque lo cierto es que jamás se queja de nada, siempre está bien y nunca le pasa nada.
Es un placer para mi saber que se acuerda de mi abuelo y de su hermano, los dos estan bien.
Ya seguiremos manteniendo el contacto. ... (ver texto completo)