AZNALCOLLAR DOMINGO DE RAMOS 22 DE MARZO DE 1937
De los fusilamientos masivos llevado a cabo entre la población de Aznalcollar, fue el domingo 22 de marzo de 1937 el mas sanguinario que se cometió, por ser como dice la letra de un fandango de Luis Caballero “Un día tan señalado para la cristiandad”, refiriéndose al fusilamiento de su padre que figura con el noº 15 en la lista.
La casa de de. Antonio Flores Tassara en la plaza del Ayuntamiento (Hoy convento) fue la antesala de los que fusilaban. Allí una vez detenido pasaban entre 10 y 12 días detenidos, tiempo suficiente para preparar los documentos para el juicio sumarisimo cuyo final eran las tapias del cementerio de Aznalcollar, Sanlucar la Mayor y Huevar . Estos juicios eran celebrados a puerta cerrada sin defensa, para las acusaciones verbales que hacían vecinos de este pueblo sin que fuese necesario comprobar si eran ciertas por que los veredictos eran todos pena de muerte para los acusados.
Cuando he visto los documentos del Archivo de la Guerra Civil las acusaciones incriminatorias eran en su mayoría pertenecer al partido Socialista, al Comunista, al sindicato CNT, a las F.A.y.S, u otra ideología de izquierda. Incluso se asegura en los documentos no haber podido demostrar la militancia, es decir que el solo hecho de que alguien verbalmente te acusara de ser rojo, (Apelativo popular que se empleaba) era motivo suficiente para ser detenido y posteriormente fusilado.
En la sociedad rural de Aznalcollar de aquellos años, los odios personales tan común en pueblos pequeños fueron los que propiciaron en muchos casos los motivos en las acusaciones. Se dio el caso que un hombre del pueblo de izquierda de esos que “Se cambiaron la camisa” en un alarde de ganarse la confianza de las autoridades, fue tan desproporcionada la cantidad de gente que acusó, que el militar responsable del careo donde identificaba a los acusados infiltró un soldado ataviado con ropas de mendigo, al que al ser presentado lo acusó como un elemento subversivo y peligroso. El militar enfurecido mando ejecutar a este individuo cuando comprobó la falsedad.
Lo más lamentable que las acusaciones después eran avaladas y firmadas por gentes de nuestro pueblo, que durante muchos años vivieron entre nosotros como personas honorables y de “conducta intachable”.
De los fusilamientos masivos llevado a cabo entre la población de Aznalcollar, fue el domingo 22 de marzo de 1937 el mas sanguinario que se cometió, por ser como dice la letra de un fandango de Luis Caballero “Un día tan señalado para la cristiandad”, refiriéndose al fusilamiento de su padre que figura con el noº 15 en la lista.
La casa de de. Antonio Flores Tassara en la plaza del Ayuntamiento (Hoy convento) fue la antesala de los que fusilaban. Allí una vez detenido pasaban entre 10 y 12 días detenidos, tiempo suficiente para preparar los documentos para el juicio sumarisimo cuyo final eran las tapias del cementerio de Aznalcollar, Sanlucar la Mayor y Huevar . Estos juicios eran celebrados a puerta cerrada sin defensa, para las acusaciones verbales que hacían vecinos de este pueblo sin que fuese necesario comprobar si eran ciertas por que los veredictos eran todos pena de muerte para los acusados.
Cuando he visto los documentos del Archivo de la Guerra Civil las acusaciones incriminatorias eran en su mayoría pertenecer al partido Socialista, al Comunista, al sindicato CNT, a las F.A.y.S, u otra ideología de izquierda. Incluso se asegura en los documentos no haber podido demostrar la militancia, es decir que el solo hecho de que alguien verbalmente te acusara de ser rojo, (Apelativo popular que se empleaba) era motivo suficiente para ser detenido y posteriormente fusilado.
En la sociedad rural de Aznalcollar de aquellos años, los odios personales tan común en pueblos pequeños fueron los que propiciaron en muchos casos los motivos en las acusaciones. Se dio el caso que un hombre del pueblo de izquierda de esos que “Se cambiaron la camisa” en un alarde de ganarse la confianza de las autoridades, fue tan desproporcionada la cantidad de gente que acusó, que el militar responsable del careo donde identificaba a los acusados infiltró un soldado ataviado con ropas de mendigo, al que al ser presentado lo acusó como un elemento subversivo y peligroso. El militar enfurecido mando ejecutar a este individuo cuando comprobó la falsedad.
Lo más lamentable que las acusaciones después eran avaladas y firmadas por gentes de nuestro pueblo, que durante muchos años vivieron entre nosotros como personas honorables y de “conducta intachable”.