ARAHAL: III. ARAHAL...

III. ARAHAL

1. HISTORIA DE ARAHAL.

Es una villa de la provincia de Sevilla, ubicada en la Comarca de la Campiña y situada a 47 km de la Capital.
Ar-rahal es un vocablo árabe que significa lugar del camino donde parar para descansar. En el Levante español se aplica a una casa de campo destinada a labores agrícolas y en Andalucía y Extremadura se usa el término de “majada” o “el hato” donde los pastores guardaban sus rebaños en la zona que sería el lugar de Arahal en la época islámica. durante el gobierno moderado del general Narváez hubo una rebelión campesina y los archivos públicos fueron saqueados e incendiados por una turba facciosa.
Tras la ocupación romana de Hispania, los romanos se asentaron allí y testimonio de ello son los restos de las lápidas y sarcófagos hallados con el nombre de Basilippo.
En la época turdetana existió una ciudad al poniente del emplazamiento de Arahal llamada más Basilippo, que esta testimoniada en itinerarios romanos y en varias inscripciones de los alrededores de Arahal en una de las mansiones del la calzada que unía a Híspalis (Sevilla) a la costa mediterránea y muy cerca del cruce de la vía del Estrecho a Córdoba.
El principal vestigio fue un importante monumento funerario conocido hoy, como la Torre del Cincho.
No obstante tras las confusas noticias de su origen los primeros pobladores ocuparon un lugar próximo al cruce de caminos y que originalmente era un lugar donde se reunían los pastores a pernoctar.
Con la presencia árabe a partir del 711d. C forma parte del Emirato de Córdoba y tras de la desintegración del Califato de Córdoba en 1031 formo parte del reino taifa de Isbiliya (Sevilla).
Sería el rey castellano leonés Fernando III El Santo quien el 22 de julio de 1240 la conquista, seguida de Morón de la Frontera y el castillo de Cote.
Recuperada Isbiliya (Sevilla) en 1248 pasan Morón de la Frontera y sus contornos a la jurisdicción de la ciudad hispalense por la gracia del Santo Rey.
Esta donación representa una dura carga por lo difícil y costosa que representa en defensa y la obliga a devolverle a la corona representada por Sancho IV El Bravo quien a la vez la cede a la Orden Militar de Alcántara.
El termino Arahal aparece documentado por vez primera en la donación que hace Sancho IV El Bravo a la Orden de Alcántara como parte del término del Morón de la Frontera en 1285.
El nombre de “El Arrahal” está documentado como terminó en 1342, un siglo después de las conquistas castellanas en la zona y es difícil precisar si el Arrahal era un lugar donde se reunían los pastores con sus rebaños o si ya estaba habitado por muchas gentes dedicadas principalmente a las otros menesteres.
Arahal perteneció a esta Orden hasta el 1460, fecha que formaría parte del Marquesado de Villena, siendo transmitidos finalmente a los Condes de Ureña.
En el 1527 Arahal consigue tener Concejo propio y en 1554 alcanzar su plena independencia de Morón de la Frontera a la que se hallaba vinculada jurisdiccionalmente cuando el Emperador Carlos V le otorgó el privilegio de villazgo a Arahal, cuyo testimonio fue quemado en las revueltas campesinas de 1857.
Sobre Arahal relata Fray Jesús María de San Francisco en San Juan del Puerto en sus crónicas de la fundación de San Diego en Andalucía (documento impreso en Sevilla en año 1726.) “Sin lisonja puede llamarse a esta villa de latinidad la pequeña y fecunda Atenas, pues tiene diferentes escuelas donde con eminencias se enseñan la Retórica, y luminosas letras. Esta gran propiedad con que se enseña en Arahal, Elocuencia ha dado a las Religiones y a las Artes muy preclaros hijos, pues apenas habrá algunas de las que en España existen, que no tengan eminentes sujetos procedentes de sus Escuelas”.
Tras la Guerra de la Independencia en el siglo XIX, fue lugar de correrías del famoso guerrillero Francisco Abad Moreno “El Chaleco” quien dirigía sus partidas de patriotas y fue el azote de los invasores franceses por sus acciones bélicas en la comarca de La Mancha, Jaén y Córdoba. Otras partidas de guerrilleros fueron también muy activas en Córdoba, Sevilla y Huelva como las de Bustamante, Bartolo y Trigo.
Las Cortes de Cádiz suprimían los Señoríos jurisdiccionales mediante el Decreto del 6 de julio de 1811, pero una vez derrotados los franceses y expulsados de España, los avatares políticos (vuelta al absolutismo) hicieron frenar las reivindicaciones de los ayuntamientos de recuperar la plena jurisdicción sobre el territorio del municipio y sería en 1834, cuando tras la introducción del régimen liberal, definitivamente queda abolido el régimen señorial.
En el año 1833, Javier de Burgos ministro de Fomento realiza la división administrativa del reino de España, e inscribe a Arahal dentro de la provincia de Cuenca.
A lo largo del siglo XIX, durante la vigencia de los distintos gobiernos liberales se van a producir las “desamortizaciones” que es un proceso de expropiación o nacionalización de las propiedades de la Iglesia en concepto de venta de los llamadas “manos muertas”, nombre que recibieron las instituciones como la Iglesia y los Consejos que no podían vender sus tierras.
Las Guerras Carlistas, iniciadas contra el gobierno liberal tenían a los insumisos del norte (vascos y navarros), catalanes y valencianos, todos juntos a una activa Institución, que será la Iglesia quien avivaba desde el púlpito la sedición y rebelión contra la monarquía liberal y ésta, inició el proceso de “desamortización de los bienes de la Iglesia” para poder sufragar con medios económicos la formación de un ejército, dotado de pertrechos y soldados para combatir a las partidas facciosas que querían imponer por la fuerza, el régimen absoluto.
Posteriormente se suceden otros pasajes históricos como la Revolución y Constitución del 1869, el gobierno provisional del general Serrano, el reinado de Amadeo I de Saboya, la I República en 1873, período que termina con el golpe del Estado del general Pavía quien entra con las tropas en el Congreso en 1874, seguido por el pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto en el año 1874, imponiendo por la fuerza de las armas la Restauración de la monarquía borbónica, en la persona de Alfonso XII.
En 1857 bajo reinado de la reina Isabel II y siendo jefe de Gobierno el general Narváez tras un período de malas cosechas se produce unas revueltas campesinas, siendo el gobierno quien ejercería la represión. En cuanto al móvil de la revuelta fue debida al gobierno del general O¨Donnell quien según el testimonio en Los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós llevo a los naturales de Arahal a un período de hambrunas, que seria la causa de la revolución.
Se puede destacar la visita que hizo en 1870 el Exmo Sr. D. Mariano Téllez Girón y Beaufort Spontin, XII Duque de Osuna donde se comenta que todo el pueblo engalanado y jubiloso se echa a la calle a recibir a su antiguo señor jurisdiccional. El Duque se dirigió a la Parroquia de Santa María Magdalena donde entonó un Te Deum de acción de gracias por su visita. A su paso, el público iba tendiendo sus capas y mantones formando una improvisada alfombra. Emocionado el Duque solicitó que se les informara sobre los deseos del pueblo, concediendo rescindir los principales contratos de arriendo de sus tierras y otorgándoles las tierras a los solicitantes.
Seria el 1907 cuando el rey de España Alfonso XIII concede el título de ciudad a Arahal, gracias a la mediación de D. Eduardo Benjumea y Zayas, IV Marques de Monte y Florido y Diputado en Cortes.
Ya en el siglo XX, se produce un cambio político, con la proclamación de la II República, he iniciada la Guerra Civil, Arahal es ocupada por el bando nacional.
En mi libro: “La España critica….una Iberia posible” comento esta tragedia humana y manifiesto: “Desgraciadamente, la anarquía existente en las dos Españas enfrentadas trajo sin por ello olvidar otras sangres inocentes derramadas, con los métodos represivos de los dos bandos que usaron la extrema dureza. Vamos a recordar dos víctimas de esta barbarie, la desaparición de dos personajes que la sufrieron en su persona, dos genios de la pluma Federico García Lorca y Ramiro de Maeztu, inútilmente sacrificados por el odio enfermo de los contendientes.
Olvidemos para siempre esta tragedia, con su memoria histórica y sepultemos definitivamente la triste realidad que denunciaba Mariano José de Larra del convulso periodo decimonónico: “Aquí yace media España, murió de la otra media”.
Recordemos tiempos pasados donde reinaba la armonía en el pueblo y todo el estrato social participaba en actos colectivos como refleja el gran genio pictórico Francisco de Goya en su obra “La Pradera de San Isidro” con escenas de fiestas, alegría común y jolgorio popular y en otros como “La carga de los mamelucos” donde todo un pueblo unido, participa en su lucha contra el invasor francés.
En esta escena de la Guerra de Independencia, ya un ilustrado de mente privilegiada D. Melchor Gaspar de Jovellanos, hacía su análisis personal y decía: “España no lucha por los Borbones, ni por los Fernando; lucha por sus propios derechos, derechos originales, sagrados, imprescriptibles, superiores e independientes de toda la familia o dinastía.
España lidia por su religión, su Constitución, por su leyes, por sus costumbres, sus usos y en una palabra, por su libertad…”
Terminada la guerra transcurre su historia dentro del régimen de Franco hasta que en el año 1977 se incorpora como villa, tras la Ley de la Reforma Política al nuevo sistema democrático actual.