Una vez hubo una reunión de expertos en el antiguo consistorio villanovense, de los cuales surgió la idea de denominar a Villanueva del Arzobispo con el nombre de "Chincoya" o bien "Gútar", para hacer de nuestro pueblo un pueblo mas pegadizo y vislumbrar aún mas nuestra belleza al hacerla mas llamativa. Todo quedó en un estrenduoso grito, de no se quien señorita, (la cual le parecía utópico e irrealista) y que parece ser tenía cogida la sartén por el mango en el antiguo ayuntamiento.
Pero esta anécdota, y cojan pronto nota algún día se hará realidad, porque como en los cuentos de Julio Verne, viene vaticinado por la lógica y la razón de un pueblo emergente de su propio protagonismo, y su indiscutible arraigo terrenal.
Pero esta anécdota, y cojan pronto nota algún día se hará realidad, porque como en los cuentos de Julio Verne, viene vaticinado por la lógica y la razón de un pueblo emergente de su propio protagonismo, y su indiscutible arraigo terrenal.
