Hombres que llegan del campo,
en tardes largas de sol,
llevan marcada en su cara,
las líneas de su dolor.
De tanto pisar la tierra,
sus cuerpos van empolvados,
en un pilar de dos caños,
a garfas se han lavado.
Bienvenidos en sus casas,
donde hay Mujer esperando,
con nobleza y lealtad,
siempre abiertos sus brazos.
Una capacha de esparto,
o una talega colgando,
como regalo e ilusión,
los niños están esperando.
Que trabajos tan sufridos,
que poco premio ganado,
a cambio de dos pesetas,
la piel os habéis dejado.
Siempre siento gran ternura,
por esos hombres del campo,
En un haza o un oliva,
la vida fuisteis dejando,
sin llevaros nada a cambio.
M. Nieto de M. Rasca.
4/11/2013
en tardes largas de sol,
llevan marcada en su cara,
las líneas de su dolor.
De tanto pisar la tierra,
sus cuerpos van empolvados,
en un pilar de dos caños,
a garfas se han lavado.
Bienvenidos en sus casas,
donde hay Mujer esperando,
con nobleza y lealtad,
siempre abiertos sus brazos.
Una capacha de esparto,
o una talega colgando,
como regalo e ilusión,
los niños están esperando.
Que trabajos tan sufridos,
que poco premio ganado,
a cambio de dos pesetas,
la piel os habéis dejado.
Siempre siento gran ternura,
por esos hombres del campo,
En un haza o un oliva,
la vida fuisteis dejando,
sin llevaros nada a cambio.
M. Nieto de M. Rasca.
4/11/2013
