Quizá fue un día como hoy
Cosas de Mi Pueblo.
Hoy quiero recordar aquella festividad de l Corpus Cristi,
Como estaba preconcebido tenía que ser el tercer jueves después del día de la ascensión, el mes sino me equivoco casi siempre Junio y este día creo que no recuerdo llover nunca.
Amanecía con el cielo azul precioso y un sol que entraba por la sierra de Bedmar que parecía un enorme fuego color oro, el día no se merecía menos, seguramente para aquella época de la que hablo uno de los días de fiesta mas bonitos, se decía que había tres días que lucían mas que el sol: Viernes Santo Corpus Cristi y el día de la Ascensión.
En cualquier casa de nuestro pueblo seguramente con alguna excepción mas bien por temas económicos que religiosos, este día desde hora bien temprana se vivía la alegría de esta festividad, la gente barriendo las puertas como ningún otro día, hombres del campo entre Ellos Mi Padre que lo mandaba El Amo al río por dos cargas de Juncia para echarla por la calle Nueva donde vivía La Señora Pepa, juncos Juncia matas de relucienganos, todas ellas desprendían olores naturales de nuestros campos y eran repartidas por nuestras calles y junto a otra aromas a claveles y geranios de las ventanas y balcones estos últimos engalanados con aquellas corchas, banderas o mantones.
Los niños que habían echo ese año la comunión preparados para que las Madres los arreglasen con sus vestidos o trajes limpios y planchados colocados encima de la cama dispuestos quizá por ultima vez, salvo que el hermano o la hermana que venia detrás le volvería a servir, engalanarían estos cuerpecillos de 8 o 9 años que con tanta ilusión vivían esta festividad.
La hora de ir a Misa se hacia eterna y mira que previamente había que ir a visitar a los abuelos para que nos vieran los guapos o guapas que íbamos claro que la visita no era en balde seguro que caía alguna pesetilla o moneda de diez reales incluso los mas pudientes que los había pocos pero los había algún durillo de aquellos grandes.
Bueno la hora de la Misa había llegado y en la Iglesia nos ponían en filas los muchachos a un lado y las muchachas a otro,” juntos pero no revueltos” no fuera a ser que tuviéramos algún pensamiento de los que decían impuros ¡coño que palabrilla que seria eso! Que dirían los de ahora.
Ya todos colocados y la Iglesia llena comenzaba la celebración, por supuesto la Misa cantada que duraba una eternidad, después del Sanctus ya solo pensabas en que empezara cuanto antes la procesión para poder pisa la juncia y los juncos, la procesión transcurría en absoluto recogimiento pues aquella custodia con la Hostia de las grandes dentro imponía y además la llevaban debajo de aquel palio color oro con todas las autoridades alrededor incluido el cabo de la Guardia civil que ese día iba todo de gala incluido los guantes blancos, con el poco frío que hacia, pero bueno tenia que ser así, las ordenanzas lo mandaban y haber quien rechistaba.
Aquella procesión duraba bastante rato, pues se paraba en varias casas, donde la colocaban en una mesa engalanada y le echaban pétalos de rosas creo que también trigo no recuerdo mucho mas.
Si que recuerdo como una vez terminada todos los muchachos cogiamos aquellas ramas de juncia y nos hacíamos unos látigos enormes, que imitando a las vaqueros de la películas del Oeste o los que ya empezábamos a leer en las novelas de Marcial Lafuente Estefania hacíamos crujir! Que ruido! ¡Como sonaban! haber que muchacho no sabia hacerlos, seguramente con esta costumbre empezaba la practica para hacer luego ramales o sogas y las muchachas hacerse aquella trenzas tan maravillosa y en alguno casos largas que le hacían estar tan hermosas.
Estoy seguro que mas de uno o una recordara estos días como de los mejores del año, no hay que olvidar que seguramente comeríamos arroz con tajas de conejo o de lo que fuera, pájaro que vuela a la cazuela.
Nuestro querido Vicente Calabuch este día tendría mas trabajo de lo habitual, seguro que le ayudaban alguna de sus hijas, pues se ponía aquel lugar debajo del quiosco de la música lleno de zagales, si no para comprar seguro que pa mirar o algún espabiladillo meter la mano en la cesta de las arrellanas a nada que se descuidase.
Como siempre los bares de la Plaza y la carrera llenos, los hombres ligando, vasillo de vino con su tapa en algunos casos la cerveza del Alcazar marca bien conocida en nuestra tierra, mocicos y mocicas, novios o casi, paseando por la carrera con sus mejores galas, la imagen que en estos momentos tengo en imborrable quizá a mas de uno o una os pase igual, si con este pequeño y humilde escrito os echo pasar un ratillo bueno esta ha sido mi intención. Yo mientras lo hacia me ha venido a la memoria sensaciones que nunca podré olvidar.
Un saludo.
M. Nieto de M. Rasca
Cosas de Mi Pueblo.
Hoy quiero recordar aquella festividad de l Corpus Cristi,
Como estaba preconcebido tenía que ser el tercer jueves después del día de la ascensión, el mes sino me equivoco casi siempre Junio y este día creo que no recuerdo llover nunca.
Amanecía con el cielo azul precioso y un sol que entraba por la sierra de Bedmar que parecía un enorme fuego color oro, el día no se merecía menos, seguramente para aquella época de la que hablo uno de los días de fiesta mas bonitos, se decía que había tres días que lucían mas que el sol: Viernes Santo Corpus Cristi y el día de la Ascensión.
En cualquier casa de nuestro pueblo seguramente con alguna excepción mas bien por temas económicos que religiosos, este día desde hora bien temprana se vivía la alegría de esta festividad, la gente barriendo las puertas como ningún otro día, hombres del campo entre Ellos Mi Padre que lo mandaba El Amo al río por dos cargas de Juncia para echarla por la calle Nueva donde vivía La Señora Pepa, juncos Juncia matas de relucienganos, todas ellas desprendían olores naturales de nuestros campos y eran repartidas por nuestras calles y junto a otra aromas a claveles y geranios de las ventanas y balcones estos últimos engalanados con aquellas corchas, banderas o mantones.
Los niños que habían echo ese año la comunión preparados para que las Madres los arreglasen con sus vestidos o trajes limpios y planchados colocados encima de la cama dispuestos quizá por ultima vez, salvo que el hermano o la hermana que venia detrás le volvería a servir, engalanarían estos cuerpecillos de 8 o 9 años que con tanta ilusión vivían esta festividad.
La hora de ir a Misa se hacia eterna y mira que previamente había que ir a visitar a los abuelos para que nos vieran los guapos o guapas que íbamos claro que la visita no era en balde seguro que caía alguna pesetilla o moneda de diez reales incluso los mas pudientes que los había pocos pero los había algún durillo de aquellos grandes.
Bueno la hora de la Misa había llegado y en la Iglesia nos ponían en filas los muchachos a un lado y las muchachas a otro,” juntos pero no revueltos” no fuera a ser que tuviéramos algún pensamiento de los que decían impuros ¡coño que palabrilla que seria eso! Que dirían los de ahora.
Ya todos colocados y la Iglesia llena comenzaba la celebración, por supuesto la Misa cantada que duraba una eternidad, después del Sanctus ya solo pensabas en que empezara cuanto antes la procesión para poder pisa la juncia y los juncos, la procesión transcurría en absoluto recogimiento pues aquella custodia con la Hostia de las grandes dentro imponía y además la llevaban debajo de aquel palio color oro con todas las autoridades alrededor incluido el cabo de la Guardia civil que ese día iba todo de gala incluido los guantes blancos, con el poco frío que hacia, pero bueno tenia que ser así, las ordenanzas lo mandaban y haber quien rechistaba.
Aquella procesión duraba bastante rato, pues se paraba en varias casas, donde la colocaban en una mesa engalanada y le echaban pétalos de rosas creo que también trigo no recuerdo mucho mas.
Si que recuerdo como una vez terminada todos los muchachos cogiamos aquellas ramas de juncia y nos hacíamos unos látigos enormes, que imitando a las vaqueros de la películas del Oeste o los que ya empezábamos a leer en las novelas de Marcial Lafuente Estefania hacíamos crujir! Que ruido! ¡Como sonaban! haber que muchacho no sabia hacerlos, seguramente con esta costumbre empezaba la practica para hacer luego ramales o sogas y las muchachas hacerse aquella trenzas tan maravillosa y en alguno casos largas que le hacían estar tan hermosas.
Estoy seguro que mas de uno o una recordara estos días como de los mejores del año, no hay que olvidar que seguramente comeríamos arroz con tajas de conejo o de lo que fuera, pájaro que vuela a la cazuela.
Nuestro querido Vicente Calabuch este día tendría mas trabajo de lo habitual, seguro que le ayudaban alguna de sus hijas, pues se ponía aquel lugar debajo del quiosco de la música lleno de zagales, si no para comprar seguro que pa mirar o algún espabiladillo meter la mano en la cesta de las arrellanas a nada que se descuidase.
Como siempre los bares de la Plaza y la carrera llenos, los hombres ligando, vasillo de vino con su tapa en algunos casos la cerveza del Alcazar marca bien conocida en nuestra tierra, mocicos y mocicas, novios o casi, paseando por la carrera con sus mejores galas, la imagen que en estos momentos tengo en imborrable quizá a mas de uno o una os pase igual, si con este pequeño y humilde escrito os echo pasar un ratillo bueno esta ha sido mi intención. Yo mientras lo hacia me ha venido a la memoria sensaciones que nunca podré olvidar.
Un saludo.
M. Nieto de M. Rasca