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JIMENA: Efectivamente se le llaman "camarones", algún día contaré...

"ATRAPADA EN EL TIEMPO"

... Aquí está la plaza de nuestro pueblo, atrapada en el tiempo, atrapada en la memoria de miles de Jimenatos que se fueron.
Y atrapados en la plaza quedaron muchos sentimientos, de pena, por los que se marcharon sin más remedio; de alegría, por los que simplemente quisieron volar por otros cielos.
Atrapados quedaron, nuestros primeros juegos, nuestras risas, nuestros sueños...
Aquel primer amor, por el que cruzabamos la plaza una y otra vez, sin ir a ningún sitio, solo por encontrar una mirada.
En los bancos de la plaza, se sientan nuestros abuelos... en invierno buscando el tibio rayo de sol, para calentar sus huesos; en verano buscando la sombra y un poquito de aire fresco; y tanto en verano como en invierno, siempre las risas de los niños, que lo envuelven todo.
En esta plaza estrenamos los primeros zapatos de tacón, los primeros pantalones largos... nuestro primer baile.
Tantas y tantas historias... atrapadas en la plaza de nuestro pueblo.
Rafi.

Rafi: ¡qué vena de excelente escritora hay en tí!. Deberías deleitarnos más a menudo con algún escrito. Esa impresión de "atrapados" es justamente lo que se siente cuando contemplas algunas fotos, que de alguna manera, "atrapan" en sus imágenes infinitas vivencias. En particular, esa foto, me hace recordar cuando en la fiesta de Jimena, el señor que vendía el turrón, en forma de una gran barra, se colocaba exactamente en el lugar donde aparece el kiosco debajo de los balcones del ayuntamiento. Cómo me gustaba cuando mi mamá me daba unas pesetillas y compraba un buen pedazo de turrón, de ese que tenía unas almendras grandísimas. Otra cosa que me gustaba muchísimo comer, y como no recuerdo su nombre ahorita y no tengo cerca a mi madre para preguntarle, se lo pregunto a ustedes: eran como unos camarones muy pequeños, bueno allí se le llaman también gambas; pero recuerdo que eran muy chiquititos, bastante salados y los despachaban en un papel enrollado como "conos". Disculpen, pero de no usar nunca más ciertos términos, la memoria te los guarda y a veces no los encuentras. Igualmente me llega el recuerdo de las veces que en las noches veraniegas, mientras tocaba la música, las muchachas dábamos vueltas... y más vueltas..., bien con la ilusión de ir estrenando el vestido, o los zapatos de verano..., o bien por ver si te encontrabas con el chico "dueño de tus sueños" y robarle aunque fuese una miradita de lejos... Definitivamente, como dices:
"atrapados quedaron..." Un beso

Efectivamente se le llaman "camarones", algún día contaré lo "del que vendía los camarones y la Parpala" si el Sastre me da permiso.