PIRAS DE FUEGO EN EL HORIZONTE.
En la última novela de Juan Eslava Galán (Rey Lobo), el comprovinciano de Arjona, nos recuerda, como en tiempos de los Iberos, era frecuente en el Alto Guadalquivir, contemplar como ardían durante el día y la noche grandes “piras de fuego”. Estas piras se encendían para incinerar a los difuntos. Después, las cenizas eran encerradas en bonitas ánforas, que a su vez eran enterradas en grandes “túmulos funerarios” en compañía de algunas estatuas de figuras diversas. Generalmente eran “sacerdotisas” las encargadas de estas tareas.
De los santuarios más numerosos, regidos por éstas mujeres sacerdotisas, los más conocidos eran los dedicados a Ataecina (diosa de la noche y de la luna que mata). También, entre otros, estaban el dios Coso (Marte o Hércules, el que otorga la victoria), Endovelico (el dios de la Medicina), Bodo (el de la luz y la victoria), Coronus (relacionado con Cronos y la guerra y el ejército) o Brigo (dios de la fortaleza y la montaña). La relación podía ser más extensa.
En estos días, dirigiendo la vista por cualquiera de los cuatro puntos cardinales, se pueden observar las nuevas “piras de fuego”, que sobre todo, al anochecer iluminan el horizonte. Hoy en día, todos sabemos que estas “hogueras” no tienen ninguna finalidad religiosa, sino que se deben a la obligatoriedad de quemar el “ramón” que genera la poda del olivo. No creo, que los hombres y mujeres que prenden estos fuegos tengan mucho tiempo de rezar o elevar “prédicas” a los dioses, aunque tal como están los tiempos no nos vendría mal (por si acaso surte efecto) que así fuera. Dado el elevado número, de las "piras" que se pueden contemplar, los “dioses” estarían bastante contentos.
Lo que es una pena, es que toda ésta energía calorífica, se desperdicie sin provecho alguno. Hay cálculos realizados, que nos dicen, que con toda la energía que se generaría en la provincia de Jaén, con la quema de la poda, se podría abastecer de la energía eléctrica necesaria para el consumo de toda la provincia durante un año. Pero por lo que se ve, nuestros políticos, nunca escucharon aquel lema que tantas veces repitieron los jóvenes revolucionarios del Mayo parisino de 1968 ¡LA IMAGINACIÓN AL PODER!.
Saludos,
En la última novela de Juan Eslava Galán (Rey Lobo), el comprovinciano de Arjona, nos recuerda, como en tiempos de los Iberos, era frecuente en el Alto Guadalquivir, contemplar como ardían durante el día y la noche grandes “piras de fuego”. Estas piras se encendían para incinerar a los difuntos. Después, las cenizas eran encerradas en bonitas ánforas, que a su vez eran enterradas en grandes “túmulos funerarios” en compañía de algunas estatuas de figuras diversas. Generalmente eran “sacerdotisas” las encargadas de estas tareas.
De los santuarios más numerosos, regidos por éstas mujeres sacerdotisas, los más conocidos eran los dedicados a Ataecina (diosa de la noche y de la luna que mata). También, entre otros, estaban el dios Coso (Marte o Hércules, el que otorga la victoria), Endovelico (el dios de la Medicina), Bodo (el de la luz y la victoria), Coronus (relacionado con Cronos y la guerra y el ejército) o Brigo (dios de la fortaleza y la montaña). La relación podía ser más extensa.
En estos días, dirigiendo la vista por cualquiera de los cuatro puntos cardinales, se pueden observar las nuevas “piras de fuego”, que sobre todo, al anochecer iluminan el horizonte. Hoy en día, todos sabemos que estas “hogueras” no tienen ninguna finalidad religiosa, sino que se deben a la obligatoriedad de quemar el “ramón” que genera la poda del olivo. No creo, que los hombres y mujeres que prenden estos fuegos tengan mucho tiempo de rezar o elevar “prédicas” a los dioses, aunque tal como están los tiempos no nos vendría mal (por si acaso surte efecto) que así fuera. Dado el elevado número, de las "piras" que se pueden contemplar, los “dioses” estarían bastante contentos.
Lo que es una pena, es que toda ésta energía calorífica, se desperdicie sin provecho alguno. Hay cálculos realizados, que nos dicen, que con toda la energía que se generaría en la provincia de Jaén, con la quema de la poda, se podría abastecer de la energía eléctrica necesaria para el consumo de toda la provincia durante un año. Pero por lo que se ve, nuestros políticos, nunca escucharon aquel lema que tantas veces repitieron los jóvenes revolucionarios del Mayo parisino de 1968 ¡LA IMAGINACIÓN AL PODER!.
Saludos,
