Hijo de la luz y de la sombra. Serrat Miguel Hernández.
CERCA DEL AGUA.
Cerca del agua te quiero llevar.
Porque tu arrullo trascienda del mar.
Cerca del agua te quiero tener.
Porque te aliente su vivido ser.
Cerca del agua perdida del mar,
Que no se puede perder ni encontrar.
Cerca del agua te quiero sentir,
Porque la espuma te enseñe a reír.
Cerca del agua te quiero mujer
Ver, abarcar, fecundar, conocer.
Cerca del agua perdida del mar.
Que no se puede perder ni encontrar.
Pequeño homenaje al poeta en el año de su Centenario con la letra de este Séptimo Poema.
CERCA DEL AGUA.
Cerca del agua te quiero llevar.
Porque tu arrullo trascienda del mar.
Cerca del agua te quiero tener.
Porque te aliente su vivido ser.
Cerca del agua perdida del mar,
Que no se puede perder ni encontrar.
Cerca del agua te quiero sentir,
Porque la espuma te enseñe a reír.
Cerca del agua te quiero mujer
Ver, abarcar, fecundar, conocer.
Cerca del agua perdida del mar.
Que no se puede perder ni encontrar.
Pequeño homenaje al poeta en el año de su Centenario con la letra de este Séptimo Poema.
Por todos es sabido que no lo tuvo fácil aquel niño que con libros en el zurrón salía a pasear las cabras que su padre, autoritario e intolerante, avergonzado de que su hijo quisiera ser poeta, le había impuesto. Un padre difícil del que recibió algún que otro golpe por leer y escribir en una casa en la que aquello estaba casi prohibido: el propio Miguel, en una carta a su esposa, le pide que sea cuidadosa con su hijo, ya que cree que sus propias migrañas son consecuencia de los golpes en la cabeza que le daba de niño su progenitor.
HIJO DE LA LUZ Y DE LA SOMBRA III
(no completo)
Caudalosa mujer: en tu vientre me entierro.
Tu caudaloso vientre será mi sepultura.
Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,
Verían qué grabada llevo allí tu figura.
Para siempre fundidos en el hijo quedamos:
fundidos como anhelan nuestras ansias voraces:
en un ramo de tiempo, de sangre, los dos ramos,
en un haz de caricias, de pelo, los dos haces
(no completo)
Caudalosa mujer: en tu vientre me entierro.
Tu caudaloso vientre será mi sepultura.
Si quemaran mis huesos con la llama del hierro,
Verían qué grabada llevo allí tu figura.
Para siempre fundidos en el hijo quedamos:
fundidos como anhelan nuestras ansias voraces:
en un ramo de tiempo, de sangre, los dos ramos,
en un haz de caricias, de pelo, los dos haces