Haiti
Los terremotos que han asolado Haiti no son sólo una tragedia; han acabado siendo una radiografía de un país pobrísimo, con una minoría muy rica y depredadora, abandonado por casi todos y con un Estado casi inexistente. Donde, con motivo de cualquier grave anomalía, y no sólo terremotos, mueren masivamente los pobres que hasta entonces malvívían, quedan enterrados masivamente los pobres, huyen masivamente los pobres, duermen a la intemperie masivamente los pobres, esperan siempre masivamente poder comer y poder sobevivir los pobres, y temen masivamente un futuro angustioso los pobres. Los comentaristas y periodistas se esfuerzan estos días en explicarnos las causas próximas y remotas de esta tragedía y de esta radiografía: geográficas, históricas, sociológicas, políticas, religiosas (el vudú, etc.)… Y, al final, sin nutrición, sin instrucción, sin sanidad, sin trabajo, sin infraestructuras, sin justicia ni asomos de libertad y de buen gobierno… mueren los pobres, huyen los pobres, esperan los pobres. Los pobres, que en Haiti son pobrísimos en su inmensa mayoría. Miserables. Ante la indiferencia, la lejanía, el olvido o el desprecio de casi todos los países, de casi todas las instituciones políticas y culturales del mundo
De Mi amigo Victor Manuel Arbeloa
Los terremotos que han asolado Haiti no son sólo una tragedia; han acabado siendo una radiografía de un país pobrísimo, con una minoría muy rica y depredadora, abandonado por casi todos y con un Estado casi inexistente. Donde, con motivo de cualquier grave anomalía, y no sólo terremotos, mueren masivamente los pobres que hasta entonces malvívían, quedan enterrados masivamente los pobres, huyen masivamente los pobres, duermen a la intemperie masivamente los pobres, esperan siempre masivamente poder comer y poder sobevivir los pobres, y temen masivamente un futuro angustioso los pobres. Los comentaristas y periodistas se esfuerzan estos días en explicarnos las causas próximas y remotas de esta tragedía y de esta radiografía: geográficas, históricas, sociológicas, políticas, religiosas (el vudú, etc.)… Y, al final, sin nutrición, sin instrucción, sin sanidad, sin trabajo, sin infraestructuras, sin justicia ni asomos de libertad y de buen gobierno… mueren los pobres, huyen los pobres, esperan los pobres. Los pobres, que en Haiti son pobrísimos en su inmensa mayoría. Miserables. Ante la indiferencia, la lejanía, el olvido o el desprecio de casi todos los países, de casi todas las instituciones políticas y culturales del mundo
De Mi amigo Victor Manuel Arbeloa