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En el barrio de San Isidro, entre callejones empedrados y balcones llenos de bugambilias, vivía Don Salvador. Tenía 84 años y un pequeño café al que llamaba La Esquina del Tiempo. No era un negocio próspero, pero tampoco lo necesitaba: aquel lugar era su refugio y su puente hacia el pasado.
Cada mañana, Salvador abría las puertas antes de que el sol se asomara. El aroma del café recién molido se mezclaba con el de la leña húmeda que usaba para calentar el agua. En una mesa junto a la ventana, siempre ... (ver texto completo)
siempre la misma opinión porque nadie puede impedir volverse más sabio.
El hombre cuya opinión nunca varía es semejante al agua estancada, y engendra reptiles en su mente.
El pájaro tiene su nido, la araña su tela, el hombre la amistad.
Buenas noches Antonia. feliz descanso. un abrazo.
Buenas noches hasta mañana Sensi, que descanses un abrazo.
Buenas noches Antonia. feliz descanso. un abrazo.
EL GATO DEL ANDÉN 3

En la estación de ferrocarril de Villa Esperanza, siempre había un gato gris de ojos ámbar que se sentaba exactamente en el mismo banco, justo frente al andén 3. No era agresivo ni huidizo, pero tampoco mendigaba caricias. Solo estaba allí, observando cómo la gente iba y venía.
Marina Soler, una maestra jubilada de 72 años, lo veía cada tarde al regresar a casa. Un día, la curiosidad pudo más.
—Hola, pequeñín. ¿Vives por aquí? —le dijo mientras dejaba caer un trozo de jamón ... (ver texto completo)
El tiempo te da las opciones, pero tú tomas las decisiones.
Más vale tarde, porque por la mañana me duermo.
Lo único imposible es aquello que no intentas.
Hay quienes se consideran perfectos, pero es sólo porque exigen menos de sí mismos.
Para que pueda surgir lo posible es preciso intentar una y otra vez lo imposible.
Buenos foreros-as... ¡Feliz Martes!
Buenas noches Antonia. feiiz descanso un abrazo.
En un pequeño pueblo costero de Japón, en la época en que los barcos aún eran de madera y el mar dictaba el destino de todos, vivía Haru Tanaka, un pescador que había heredado de su padre y su abuelo no solo la barca familiar, sino también una lección que repetía como un rezo: “Cuando el mar no te deja salir, trabaja en lo que puedas controlar.”
Era pleno invierno y una tormenta rugía desde hacía días. Las olas golpeaban el malecón con tal fuerza que ni los más valientes osaban acercarse al puerto. ... (ver texto completo)