Bueno queridas amigas y amigos, pues por aquí estamos, estuve por Portugal, Lisboa, Estoril, Coimbra, y bajé al Cabo de San Vicente, lugar que me encanta, allí me siento en una roca, y miro ese inmenso Atlántico, pieso en sus secretos, cuantos seran y no le pregunto, pues me parece ser indiscreto, hacer esa pregunta, y solo pensarlo parece enfurecerlo, púes ruge, y se agita sobre las rocas, una y otra vez de forma muy violenta, olas en los acantilados, a veces tan altas, que parecen enamoradas del sol y querer besarlo, en esos bellos atardeceres del punto más sur de la atigüa lusitania, cuando dejó de pensar, me encuentro muy feliz de esta conversación, en la que ni pregunté, ni nadie me contestó, por eso es tan hermoso soñar, he leido a Conchi, por Alosno, a Milagros, a Emigrao, y a Blás, que hoy precisamente me recordé de él por la autovía de Portugal de retorno a Sevilla, adelantaba a un camión, que ponía; ETIQUETAS MACHO, de Morón de la Frontera, y que ya en su día escribimos sobre ello, y allí tengo tambien un amigo que se llama JUAN LUIS MACHO, la raices, querido amigo Blas son inmensas, por eso seguro que alguna tuya quedará todavia agarrada a esta tierra, que te vio nacer, y como las abejas con su polen irán de un lugar a otro, y nos hace inmortales, por eso, solo hay distancia del punto de donde te encuentras, pero no falta de arraigo.
He conocido, a un portugués un matrimonio mayor, ella descendiente de ingleses de la cuenca minera, tienen una hermosa y maravillosa biblioteca, me dijo tenía libros en castellano, y me permitió leer algunas cosas, en ellos, y me llamó poderosamente la atención, algunos que habían pertenecido a el duque de te´Serclaes, que quizás dicho así no pueda tener importancia alguna, o quizás algunos ignoreis quien fué, este hombre era hermano gémelo, de Manuel Pérez de Guzmán y Boza, primer marqués de Jerez de los Caballeros, que así a bote pronto suena a Badajoz, pero nació, en Sevilla, que sirve de escenario vital e intelectual de este marqués, era un postalón repleto de sueños anclados en el pasado conviviendo con intentos por zafarse de una realidad salpicada de moscas, epidemias, analfabetismo y una vida condenadamente provinciana. En 1.900, cuarenta y ocho años despúes de su nacimiento, había en Sevilla ocho librerias frente a ciento ochenta tabernas, casí como hoy. Muchas de ellas eran frecuentadas , jaleadas, y animadas por parroquianos devotos de Bombita y de María que integraban los más de de cincuenta mil analfabetos que sobrevivían a su destino. Paradójicamente en aquella Sevilla es donde Manuel Pérez de Guzmán y Boza logra reunir una de las mejores bibliotecas privadas de España y de Europa.
Voy a ir intentando ser breve, en mi narrativa, pues en 1902, el primer marqués de Jerez de los Caballeros, tuvo que deshacerse de una magnifica biblioteca que hoy forma parte del núcleo fundacional de los fondos de la Hispanic Society de Nueva York. El marqués la vendió por seicientos mil francos de la época al hispanista norteamericano Archer Milton Huntington.
Cerca de un mes tardaron en empaquetar aquella magnifica joya, los contertulios del marqués de la época, lo consideraron un desastre nacional, eran de una gran talla intelectual, Rodriguez Marín, amigo del marqués, describía en una carta dirigida a Marcelino Menéndez Pidal los tintes dramáticos de la venta "¡que desastre!" tener dinero es tenerlo todo, y somos pobres, y los yanquis son ricos. Se nos llevaron la tierra (Cuba, Puerto Rico, Filipinas) y se nos llevarán el entendimiento, ¡para que no nos quede nada! la venta de la biblioteca, fué considerada una perdida mayor que la de las colonias. Fijarse bien quien eran sus contertulios, Rodriguez Marín, Menéndez Pidal, Menéndez Pelayo, Collantes de Terán, Gómez Imaz, José Gestoso, José Vazquez, Joaquín Hazaña y de la Rua, Luís Montoto, Cano y Cueto, formaban parte de la amplia nómina.
Y quiero y resumiendo y llegar al final del escrito, y el porque le doy la importancia a los libros que tuve la suerte de tener en mis manos.
Pues Manuel Pérez de Guzmán murió en 1929, no sin antes curiosamente, ser socio fundacional y presidente de un club de fútbol, el Recreativo de Huelva, ostentando la presidencia desde (1907-1918) a cuyo nacimiento accede gracias a su conexión inglesa con la Companía Minera de Rio Tinto. Su final no fue amable, no podía serlo. Los últimos años fueron penosos, buscando quizás el sutitutivo de su amor a os libros en la compulsión del juego y la dependencia del alcohol. En realidad, el marqués abandonó esta vida mucho antes. Concretamente el día que empacó su pasión con destino a Nueva York. Donde hoy se conserva admirablemente bien, pese a los dolidos augurios de los intelectuales de la época, aquella biblioteca sin par y a la que solo podía merecerle la de su hermano gemelo, el duque de te´Serclaes. Los fondos de este no corrieron la misma suerte y andan dispersos por España y por el mundo. Pablo Ferrand tiene algunos ex libris. Y otro destacado bibliófilo actual, Ignacio Medina, duque de Sergorbe, guarda de aquella envidiable y perdida colección de te´Serclaes algunos ejemplares. Restos románticos de un naufragio bibliográfico en una ciudad de procelosa inclinación a gozar más de las tabernas que de los libros.
El marqués en la biblioteca volcó la intensidad de su corazón y el no menor desprendimiento con el que tuteó a su fortuna.
Cuando esta se apuró por reveses de la vida el marqués tuvo que venderla.
Lamento si os aburrí con mi relato, pero yo a Portugal tampoco llegué casualmente, iba con conocimiento de la existencia.
Un abrazo.
El Poeta.
He conocido, a un portugués un matrimonio mayor, ella descendiente de ingleses de la cuenca minera, tienen una hermosa y maravillosa biblioteca, me dijo tenía libros en castellano, y me permitió leer algunas cosas, en ellos, y me llamó poderosamente la atención, algunos que habían pertenecido a el duque de te´Serclaes, que quizás dicho así no pueda tener importancia alguna, o quizás algunos ignoreis quien fué, este hombre era hermano gémelo, de Manuel Pérez de Guzmán y Boza, primer marqués de Jerez de los Caballeros, que así a bote pronto suena a Badajoz, pero nació, en Sevilla, que sirve de escenario vital e intelectual de este marqués, era un postalón repleto de sueños anclados en el pasado conviviendo con intentos por zafarse de una realidad salpicada de moscas, epidemias, analfabetismo y una vida condenadamente provinciana. En 1.900, cuarenta y ocho años despúes de su nacimiento, había en Sevilla ocho librerias frente a ciento ochenta tabernas, casí como hoy. Muchas de ellas eran frecuentadas , jaleadas, y animadas por parroquianos devotos de Bombita y de María que integraban los más de de cincuenta mil analfabetos que sobrevivían a su destino. Paradójicamente en aquella Sevilla es donde Manuel Pérez de Guzmán y Boza logra reunir una de las mejores bibliotecas privadas de España y de Europa.
Voy a ir intentando ser breve, en mi narrativa, pues en 1902, el primer marqués de Jerez de los Caballeros, tuvo que deshacerse de una magnifica biblioteca que hoy forma parte del núcleo fundacional de los fondos de la Hispanic Society de Nueva York. El marqués la vendió por seicientos mil francos de la época al hispanista norteamericano Archer Milton Huntington.
Cerca de un mes tardaron en empaquetar aquella magnifica joya, los contertulios del marqués de la época, lo consideraron un desastre nacional, eran de una gran talla intelectual, Rodriguez Marín, amigo del marqués, describía en una carta dirigida a Marcelino Menéndez Pidal los tintes dramáticos de la venta "¡que desastre!" tener dinero es tenerlo todo, y somos pobres, y los yanquis son ricos. Se nos llevaron la tierra (Cuba, Puerto Rico, Filipinas) y se nos llevarán el entendimiento, ¡para que no nos quede nada! la venta de la biblioteca, fué considerada una perdida mayor que la de las colonias. Fijarse bien quien eran sus contertulios, Rodriguez Marín, Menéndez Pidal, Menéndez Pelayo, Collantes de Terán, Gómez Imaz, José Gestoso, José Vazquez, Joaquín Hazaña y de la Rua, Luís Montoto, Cano y Cueto, formaban parte de la amplia nómina.
Y quiero y resumiendo y llegar al final del escrito, y el porque le doy la importancia a los libros que tuve la suerte de tener en mis manos.
Pues Manuel Pérez de Guzmán murió en 1929, no sin antes curiosamente, ser socio fundacional y presidente de un club de fútbol, el Recreativo de Huelva, ostentando la presidencia desde (1907-1918) a cuyo nacimiento accede gracias a su conexión inglesa con la Companía Minera de Rio Tinto. Su final no fue amable, no podía serlo. Los últimos años fueron penosos, buscando quizás el sutitutivo de su amor a os libros en la compulsión del juego y la dependencia del alcohol. En realidad, el marqués abandonó esta vida mucho antes. Concretamente el día que empacó su pasión con destino a Nueva York. Donde hoy se conserva admirablemente bien, pese a los dolidos augurios de los intelectuales de la época, aquella biblioteca sin par y a la que solo podía merecerle la de su hermano gemelo, el duque de te´Serclaes. Los fondos de este no corrieron la misma suerte y andan dispersos por España y por el mundo. Pablo Ferrand tiene algunos ex libris. Y otro destacado bibliófilo actual, Ignacio Medina, duque de Sergorbe, guarda de aquella envidiable y perdida colección de te´Serclaes algunos ejemplares. Restos románticos de un naufragio bibliográfico en una ciudad de procelosa inclinación a gozar más de las tabernas que de los libros.
El marqués en la biblioteca volcó la intensidad de su corazón y el no menor desprendimiento con el que tuteó a su fortuna.
Cuando esta se apuró por reveses de la vida el marqués tuvo que venderla.
Lamento si os aburrí con mi relato, pero yo a Portugal tampoco llegué casualmente, iba con conocimiento de la existencia.
Un abrazo.
El Poeta.