Buenas tardes, amigos de Santa Bárbara.
ISABEL: Me alegraré infinito que te renueven tu contrato de trabajo. Eso, en los tiempos que corren, es poco menos que la primitiva. Ya nos lo confirmarás.
ANTONIO ESCUDERO: Supongo que estarás preparando las cosas para mañana irte a tu pueblo a cuidar tu huerto.
Deberás repetirle a Doroteo aquellas palábras bíblicas: "Hombre de poca fe....", y verá que tu huerto, aunque no muy extenso, existe.
Los has conseguido hacer productivo, no como el resto de nuestro Andévalo.
Aqui te dejo unos versos, a ver si te gustan.
EL ANDËVALO
En mi tierra andevaleña
mucha jara y poco fruto,
muchas minas ya cerradas,
muchos terrenos enjutos.
Mucho valor en sus gentes,
que emigran por esos mundos,
llevándose en sus alforjas
mucho dolor y disgusto.
Vuelve alguno a sus lugares,
por tan sólo unos minutos,
para recargar recuerdos
que en sus mente guardan juntos.
La solución del problema
es difícil, me barrunto,
si los que pueden hacerlo
no meten mano al asunto.
Estamos abandonados
por salvadores presuntos,
que reclaman nuestros votos,
prometiendo lo que es justo.
Así llevamos ya siglos,
por eso yo me pregunto:
¿Es un castigo divino
por algún motivo oculto?
En el Sinaí (desierto),
que al río Nilo está junto,
se cultiva hasta maíz,
siendo el primero en el mundo.
¿Acaso son nuestras tierras
tan estériles, al punto
de no poder roturarlas
con resultados fecundos?
Con mucho ardor y cariño,
lograremos lo que apunto;
que de esta tierra que amamos,
nadie salga, en absoluto.
Saludos cordiales. Agur.
ISABEL: Me alegraré infinito que te renueven tu contrato de trabajo. Eso, en los tiempos que corren, es poco menos que la primitiva. Ya nos lo confirmarás.
ANTONIO ESCUDERO: Supongo que estarás preparando las cosas para mañana irte a tu pueblo a cuidar tu huerto.
Deberás repetirle a Doroteo aquellas palábras bíblicas: "Hombre de poca fe....", y verá que tu huerto, aunque no muy extenso, existe.
Los has conseguido hacer productivo, no como el resto de nuestro Andévalo.
Aqui te dejo unos versos, a ver si te gustan.
EL ANDËVALO
En mi tierra andevaleña
mucha jara y poco fruto,
muchas minas ya cerradas,
muchos terrenos enjutos.
Mucho valor en sus gentes,
que emigran por esos mundos,
llevándose en sus alforjas
mucho dolor y disgusto.
Vuelve alguno a sus lugares,
por tan sólo unos minutos,
para recargar recuerdos
que en sus mente guardan juntos.
La solución del problema
es difícil, me barrunto,
si los que pueden hacerlo
no meten mano al asunto.
Estamos abandonados
por salvadores presuntos,
que reclaman nuestros votos,
prometiendo lo que es justo.
Así llevamos ya siglos,
por eso yo me pregunto:
¿Es un castigo divino
por algún motivo oculto?
En el Sinaí (desierto),
que al río Nilo está junto,
se cultiva hasta maíz,
siendo el primero en el mundo.
¿Acaso son nuestras tierras
tan estériles, al punto
de no poder roturarlas
con resultados fecundos?
Con mucho ardor y cariño,
lograremos lo que apunto;
que de esta tierra que amamos,
nadie salga, en absoluto.
Saludos cordiales. Agur.
