Llevas razón, pero no estaba seguro de que fuera el mismo lugar de aquella tragedia que vivimos tan de cerca.
En la foto, las aguas han cubierto la roca junto a la que nuestro amigo y vecino Paco encontró la muerte, y quizá esto y el tiempo que ha pasado me han despistado.
Pero sí recuerdo la oquedad que había por debajo, la forma como él iba sentado sobre el neumático flotando sobre el agua, recuerdo cómo salpicó el agua cuando se hundió hacia atrás, los momentos de angustia cuando entre tantos vecinos, eran tan pocos los que sabían nadar, cómo una y otra vez se sumergían esos pocos tratando de encontrar su cuerpo, cómo se enturbiaba el agua, y cómo transcurría el tiempo haciéndonos presagiar que ya no lo encontraríamos con vida, y recuerdo cómo mi primo Antonio Rubio lo llevaba a Zagra sobre su mula o yegua blanca, él ya con su cabeza inclinada sobre su hombro izquierdo, sin vida.
¡Qué lástima!¡ Y qué lástima de su madre, de su padre y de su hermana!
¡Y qué lástima de Paco, que era tan buen muchacho, tan buen vecino, tan buen amigo!
En la vida de los pueblos, como en la de las personas, hay momentos alegres y momentos amargos, y este hecho fue una tragedia para su familia, y también lo fue para todo el pueblo de Zagra.
Este episodio quedó en nuestra memoria individual, y también en la memoria colectiva de todo el pueblo, y esta foto y tu comentario han dado ocasión para rememorarlo.
¡Que Dios tenga en su Gloria a él, y a sus padres!
En la foto, las aguas han cubierto la roca junto a la que nuestro amigo y vecino Paco encontró la muerte, y quizá esto y el tiempo que ha pasado me han despistado.
Pero sí recuerdo la oquedad que había por debajo, la forma como él iba sentado sobre el neumático flotando sobre el agua, recuerdo cómo salpicó el agua cuando se hundió hacia atrás, los momentos de angustia cuando entre tantos vecinos, eran tan pocos los que sabían nadar, cómo una y otra vez se sumergían esos pocos tratando de encontrar su cuerpo, cómo se enturbiaba el agua, y cómo transcurría el tiempo haciéndonos presagiar que ya no lo encontraríamos con vida, y recuerdo cómo mi primo Antonio Rubio lo llevaba a Zagra sobre su mula o yegua blanca, él ya con su cabeza inclinada sobre su hombro izquierdo, sin vida.
¡Qué lástima!¡ Y qué lástima de su madre, de su padre y de su hermana!
¡Y qué lástima de Paco, que era tan buen muchacho, tan buen vecino, tan buen amigo!
En la vida de los pueblos, como en la de las personas, hay momentos alegres y momentos amargos, y este hecho fue una tragedia para su familia, y también lo fue para todo el pueblo de Zagra.
Este episodio quedó en nuestra memoria individual, y también en la memoria colectiva de todo el pueblo, y esta foto y tu comentario han dado ocasión para rememorarlo.
¡Que Dios tenga en su Gloria a él, y a sus padres!
