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PEDRO MARTINEZ: "El Sastre del Campillo"...

"El Sastre del Campillo"

Hoy os dejo una curiosa historia de principios del siglo XX.
A nuestro protagonista de hoy, el Sastre del Campillo, lo llamaban también "Maestro Pichurra" y tenía su taller en el Campillo Alto, por lo que también se le conocía por éste calificativo.
El pobre Sastre del Campillo carecía de clientela, ya sabéis, en aquella época todo el mundo quería que le hicieran las cosas por "un chavico" y él no hacía ni piruetas.
Perdía su tiempo lastimosamente, asomándose al portal, viendo como el público pasaba sin dedicarle la menor atención.
Pero tipo de buen humor, cuentista ameno y simpático a la vez, concibió una forma, que en los medios publicitarios se entonces fue un escándalo, porque ni por las mientes lo imaginó nadie, un buen día colocó un letrero en la puerta de su tienda que decía:
"Se cose de balde y se pone el hilo"
Al principio la gente se lo tomó en broma, pero cuando los más confiados se acercaron al maestro preguntandole si, efectivamente, era verdad lo que anunciaba, y salieron las primeras prendas para clientes que las recibian gratuitamente, con la donación del hilo, "Pichurra" tuvo cola.
La noticia circuló por toda España, y los encargos fueron tan numerosos que el "Sastre del Campillo" vió crecer su negocio de la manera más próspera qué darse pueda.
Pero, lo bueno dura poco, y "Pichurra" que comenzó escatimado ligeramente la tela, para compensar las pérdidas del trabajo "desinteresado", llegó un momento en que los clientes se tenían que meter las americanas poco menos que a "tuerca" y los pantalones con "calzador", merced a lo cual aumentaban de modo rápido los ingresos de su industria.
Entonces, avisada la clientela, el negocio decreció en meses, en días;
Más "Pichurra" tenía ya una frase en la historia de la sastrería, que se empleaba con cualquier pretexto en las transacciones comerciales:
¡si no está satisfecho, vaya usted al Sastre del Campillo!