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PEDRO MARTINEZ: Un señor de 80 años estaba sentado en el sillón de...

Un señor de 80 años estaba sentado en el sillón de su casa junto a su hijo, que tenía 45 y una buena educación universitaria. De pronto, una parvada se posó en la ventana.
El papá preguntó:
— ¿Qué es eso?
El hijo respondió:
— Es un cuervo, papá.
Unos minutos después, el papá volvió a preguntar:
— ¿Qué es eso?
El hijo contestó, un poco más cortante:
— ¡Es un cuervo, ya te lo dije!
Al rato, por tercera vez, el papá preguntó:
— ¿Qué es eso?
Esta vez, el hijo ya se notaba fastidiado:
— ¡Papá, es un cuervo! ¿Cuántas veces te lo tengo que decir?
Más tarde, el padre preguntó por cuarta vez:
— ¿Qué es eso?
Y el hijo, molesto, levantó la voz:
— ¡¿Por qué insistes tanto con la misma pregunta?! ¡Ya te dije varias veces que es un cuervo! ¿No entiendes?
El padre se levantó, caminó hasta su habitación y volvió con un viejo cuaderno gastado. Se lo entregó a su hijo y le dijo:
— Léelo en voz alta, por favor, la página marcada.
El hijo bajó la mirada y leyó:
"Hoy, mientras estábamos sentados en la sala, mi hijo de 3 años me preguntó 23 veces seguidas qué era ese pájaro posado en la ventana. Y las 23 veces le respondí con cariño que era un cuervo. Lo abracé con ternura cada vez, feliz de ver su curiosidad y su deseo de aprender. No sentí molestia. Al contrario, me llenó de amor."
¿Por qué la diferencia de reacciones?
Cuando tus padres envejezcan, no los rechaces. No los trates como una carga. Es parte natural de la vida. Sé paciente, respetuoso, tierno. Ellos te dieron su todo cuando tú apenas descubrías el mundo. Ahora te toca a ti devolverles ese amor.