PEDRO MARTINEZ: ¡ACEPTAME COMO SOY!...

¡ACEPTAME COMO SOY!

Un soldado que finalmente volvía a casa,
después haber luchado en Vietnam, llamó a sus padres desde San Francisco
- Mamá, estoy volviendo a casa, pero antes
quiero pedirles un favor. Tengo un amigo, un
compañero del ejército al que me gustaría llevar a casa porque no tiene adónde ir.
- Claro, respondieron, nos encantaría conocerlo.
-Pero hay algo que deben saber antes de que
vayamos. El sufrió una terrible herida en uno de
los combates. Pisó una mina y perdió un brazo
y una pierna.
- ¡Qué lástima! Es horrible, lo sentimos mucho,
quizás podamos ayudarlo a encontrar algún
lugar para vivir.
- ¡No mamá, yo quiero que viva en nuestra casa!
- Pero hijo, no sabes lo que estás pidiendo, no
tienes ni idea de las dificultades de vivir con
una persona en esta situación.
La madre de acuerdo con los comentarios del
padre añadió: - Alguien con tanta dificultad
sería una carga demasiado pesada para
nosotros. Tenemos nuestra propia vida y no
queremos que algo así interfiera y limite
nuestro modo de vivir.
Es mejor que vuelvas tú solo a casa y te olvides
del asunto. Él ya encontrará una manera de vivir por sí mismo, no te preocupes.
El hijo colgó el teléfono y nunca más supieron
de él.
Algunos días después, los padres recibieron una llamada telefónica de la policía, informándoles que su hijo había muerto al caer de un edificio y que parecía ser un claro caso de suicidio.
Los padres angustiados volaron a la ciudad en la que había ocurrido la desgracia y fueron
llevados a la morgue para identificar el cadáver
de su hijo. Al efectuar la identificación,
descubrieron horrorizados algo que les llenó de
angustia, desesperación y culpabilidad durante
el resto de sus vidas... A su hijo le faltaban un
brazo y una pierna.
«Vivimos en una sociedad que no admite el
sufrimiento, el fracaso o la frustración. Lo
queremos todo perfecto y fácil... pero la vida
no es así está llena de contratiempos, de dolor,
de situaciones y circunstancias difíciles de
comprender y asumir. La única posibilidad que
tenemos es, si aprendemos a amar
incondicionalmente a los demás, como nos
amamos a nosotros mismos»