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PEDRO MARTINEZ: HISTORIA GRANAINA. Los veranos nazaries en la Alhambra....

HISTORIA GRANAINA. Los veranos nazaries en la Alhambra.

Eran gentes muy castigadas por el sol y las altas temperaturas granainas, pero con los conocimientos necesarios para en ingeniería y matemáticas como para poner aplicar los avances más modernos de la época en materia de regadíos y otras obras hidraulicas.

Los nazaries combatían el calor con limonadas, baños en albercas y bailes nocturnos en la Alhambra y sobre todo en el Generalife, "la recidencia veraniega por excelencia"

Al-Andalus se les presentó como la tierra prometida, un sueño, un paraíso, o una promesa convertida en realidad con ríos de agua fresca procedentes de Sierra Nevada, veegeles, frescor y grandes jardines de verde vegetación que utilizaron para ornamentar su arquitectura.

Imaginaros la Alhambra engalanada en todos sus rincones con flores, jarrones con agua fresca y pétalos perfumados de las flores más olorosas y las plantas más aromáticas, acompañados por decoraciones cuajadas de elementos vegetales simulando oasis de palmerales y jardines con las más finas celosías para filtrar la luz solar, todo estaba bendecido por el panorama Alhambreño.

Escrito en las paredes de las bellas salas en forma de ornamento gráfico, la alabanza de "Sólo es el vencedor", por cierto, "esa fue la única frase que mandaron borrar los Reyes Católicos".

Los creadores y pobladores de la Alhambra mandaron crear todo un paraíso de "frescor" gracias a sus grandes conocimientos y distribución del agua con la inestimable ayuda de las Acequias, "Real" y "Aynadamar".

Maestros de la técnica del regadío, construyeron toda una red acuifera que daba verdor a las alquerías de la vega a través de las diferentes acequias, algunas de ellas con "hammares" propios destinados a la higiene personal, totalmente desconocidos para los cristianos hasta ese momento.

A diferencia de otros pueblos, que lo harían mucho más tarde, incluso siglos más tarde, llegado el verano los nazaries cambiaban sus vestimentas de" lana" y "pieles", por el "lino" el "algodón" y la "seda", materiales que ellos producían en gran cantidad y cuya calidad era digna de alabanza en todos los rincones del mundo conocido y muy apreciadas por los comerciantes genoveses, venecianos y catalanes que ocupaban la alhóndiga de Bib-Rambla, donde se cambiaban estas tradiccionales y clásicas vestimentas blancas y negras, ambas consideradas de luto o más formales, al contrario que las de llamativos colores, y especialmente el rojo que era el color del verano.