PEDRO MARTINEZ: SEGUNDA PARTE...

SEGUNDA PARTE
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No se siente de esta tierra a pesar de que milita en el PSUC y que los hijos están casados y viven en diferentes lugares de Catalunya. Afirma con rotundidad que los barrios habitados por la inmigración no son catalanes porque han sido construidos por gente nacida fuera del país.

Después de trabajar en una empresa catalana durante muchos años, la empresa quebró y dejó a los trabajadores en la estacada. No sería extraño que este hecho tenga un peso considerable en el rechazo que Manolo y su mujer expresan de la vida en Cataluña. Pero también su testimonio revela el sufrimiento que conlleva la incorporación no sólo a una nueva sociedad definida por una lengua diferente y otra cultura, sino por la incorporación a una sociedad urbana moderna y en un mundo de trabajo industrial en un sistema capitalista.

“Y aquí pues te digo una cosa, aquí ha sido una vida asquerosa como allí. Porqué a lo primero me puse a ganar unas 800 pesetas semanales que era un abuso completamente. Y luego han hecho todo lo que les ha dao la gana y a última hora, después de llevar 18 años allí en la empresa, la han cerrao. Llevamos dos años de juicio con ellos y nos dieron 500.000 pesetas y así estamos. Tenemos veinte partes que nos dieron y un piso y resulta que eso lo tienen encerrao y allí no podemos ir, ni venderlo, ni podemos hacer na. ¡Un abuso completamente, pero de los grandes, grandes!
Y esa ha sido la vida que hemos llevao en Catalunya. Yo no pienso nada absolutamente de los catalanes, porque yo he trabajado para un catalán, pero los compañeros míos de trabajo han sido siempre andaluces. Y luego también en el trabajo, por lo que sea el empresario ha estao muy contento con todos, no sólo conmigo sino con todos. Solamente he de decir que al remate nos hizo la canallá más grande del mundo. Porque el tío no tenía allí fincas grandes, solamente vivía de la obra y luego dijo… ¡En fin! Que no tenía dinero. ¿Y si no tiene dinero, a ver dónde se le echa mano? Matarlo no era el caso de matarlo. Que ha fartao muy poco pa matarlo, porque si me dejan ya no sé lo que hubiera pasado.
¡Pero en fin! Y la cuestión de la población de catalanes ¡yo no he ligao con ellos tampoco! No sé ni la farta que tienen ellos ¡siquiera! Nosotros somos catalanes porque estamos aquí en Catalunya y to nuestro papeleo está aquí en Catalunya, pero no somos nacidos aquí en Catalunya. Pero que somos catalanes a la fuerza, no somos catalanes gustosos. Hablo por mí ¡claro! Porque a lo mejor la gente joven es gustosa, pero la gente mayor, pues estamos aquí en Catalunya como el que nos tiene cogío de los pelos. Ninguno nos gusta eso, primero porque no hemos nacio aquí, segundo porque no nos hemos criao tampoco, tercero porque nuestro terreno es diferente, como de la noche al día a eso en tó, completamente. Aquello es más sano, aquello es más agrícola que eso, que es lo que nosotros entendemos. Porque yo de fábrica no te puedo hablar de ná. Porque yo tengo un coche allí ya mismo se escacharra por la carretera y no le abro ni el capó siquiera. En cambio, en las cosas de allí a mí se me estropea un arao y lo gobierno de momento y ¡cosas que te has criao. Porque por ejemplo un catalán, los catalanes si siempre a lo mejor tienen más inteligencia o han tenido más sabiduría que nosotros por lo que sea. Porque Andalucía es lo peor de toa España entera, porque ya ves allí en Andalucía, como el ganao, na más en el campo. Pero nos gusta a los mayores vivir allí más que aquí. Y ya no nos vamos allí porque tenemos la gente aquí ¡sino estaríamos viviendo en el pueblo!
Mis hijos se han casao uno con una, uno con otra. Ya pues estamos barrachaos de tal manera ¿eh? de toda España, que ya no sabemos. Eso me lo decía mi Juan cuando se echó novia ¡su mujer! Digo: – ¿de dónde es tu novia? Y dice: – ¡Yo qué sé padre! Dice: -mi suegra, ella es andaluza y mi suegro es de la parte de Badajoz y ella nació aquí. Dice: – ¿de dónde es mi mujer? Pues ¡yo no sé de dónde es!
Es que ya hay un barracheo que ya nadie lo entiende. Y eso te lo dirán toas las personas mayores, lo dirá too el mundo, que ninguna gente mayor estamos gustosos aquí. Los jóvenes no, como se vinieron de chiquillos, es como los míos. Los míos dicen: – ¡padre!, al menos los tres chicos. Mi Manolita que tiene 21 años, tenía un año cuando se fue. Ella ya no conoce aquello ya”.

Manolo desvela diferentes sentimientos entre su generación (la generación mayor pero que no decidió irse del pueblo, sino que lo hicieron arrastrados por los hijos) y la de sus descendientes. En esta familia fue la segunda generación la que tomó la iniciativa. La tercera, que corresponde a los hermanos más pequeños o los hijos de los mayores, ya ha nacido en Catalunya. De las palabras de Manolo se desprende que la generación nacida en Catalunya se siente de este país, que los hermanos mayores sin una gran identificación están satisfechos (probablemente gracias a la situación económica) y los padres, que tomaron la iniciativa arrastrados por los hijos mayores se sienten desplazados.
Sus palabras expresan el olvido mutuo en que se desarrolla la vida cotidiana de las personas autóctonas y las inmigrantes. La barrera es cultural, pero está también mediatizada por factores sociales, económicos y urbanísticos. Porque los barrios como Torre-romeu, son ‘barrios refugios’ (Pere Negre) que dificultan la integración no sólo cultural, sino urbana, es decir, la adquisición de una cultura o estilo de vida ciudadana.