Cuantas penurias se pasaron
en lo fríos días de invierno
cuando bajaban a lavar
las mujeres de mi pueblo,
siempre con las manos heladas
de las escarchas y los hielos,
rompiendo el hielo del arroyo
para poder lavar la ropa,
para ganarse el sustento.
Era duro y muy frío
el que hacia en mi pueblo,
la gente al campo salía
no quedaba mas remedio
había que trabajar,
para ganarse algún dinero.
Los días de temporal
nadie al campo salia
y cuando no trabajaban,
esos días no comían
un día y otro dia mas
son muchos días sin trabajar,
ya la tienda no les fía.
Hay que tomar decisiones
la gente no aguanta mas,
así empezó la emigración,
unos para Cataluña,
otros al norte,
a Valencia y Aragon
y gracias a todo esto,
Algún hambre se quitó.
Manuel Lindez Rodriguez
en lo fríos días de invierno
cuando bajaban a lavar
las mujeres de mi pueblo,
siempre con las manos heladas
de las escarchas y los hielos,
rompiendo el hielo del arroyo
para poder lavar la ropa,
para ganarse el sustento.
Era duro y muy frío
el que hacia en mi pueblo,
la gente al campo salía
no quedaba mas remedio
había que trabajar,
para ganarse algún dinero.
Los días de temporal
nadie al campo salia
y cuando no trabajaban,
esos días no comían
un día y otro dia mas
son muchos días sin trabajar,
ya la tienda no les fía.
Hay que tomar decisiones
la gente no aguanta mas,
así empezó la emigración,
unos para Cataluña,
otros al norte,
a Valencia y Aragon
y gracias a todo esto,
Algún hambre se quitó.
Manuel Lindez Rodriguez
