PEDRO MARTINEZ: SEGUNDA PARTE...

SEGUNDA PARTE
Los testimonios que tenemos nos dejan ver cómo vivió la gente de Pedro Martínez este período histórico y como explican el estallido de la guerra. Antonia y María Jesús creen que algunas personas tenían conciencia de la opresión que se sufría. Que unos sectores de la sociedad, no sólo oprimían los trabajadores y trabajadoras, sino que el intento iba hasta la enajenación. Y en este sectores incluían, de manera preeminente, la iglesia y sus servidores. Otras personas dan causas más concretas aunque más anecdóticas para explicarse la revuelta militar. Hechos inmediatos, o episodios locales de odios o mala vivencias. Por J. Ramón 3, "... y luego vino y bienio negro que mandaban los fascistas. Luego en el 36 que fué las elecciones y que fué Cuando estalla la guerra ¿eh? Que todo esto vino Porque Mataroní a Calvo Sotelo, y de allí vino ya el Movimiento, en el año 36 ".

La historia recordada por la gente despierta y confirma la importancia que para Andalucía tuvieron las cuestiones que giran en torno a las diferentes formas de trabajo en el campo y las relaciones sociales que se derivan, tanto antes y durante la guerra, como después en la posguerra con la brutalidad y la miseria de aquellos años.

Si seguimos en Josep Fontana sabremos que los problemas venían de lejos y eran resultado del fracaso que las transformaciones agrarias del siglo XIX dejaron pendientes y que condicionaron el crecimiento económico español de principios del siglo XX. La economía española, a pesar de su diversificación, estaba dominada por el sector agrario, donde predominaba el sector de la agricultura de secano, muy ineficaz. Al sur de la península estaban situadas las provincias latifundistas, donde cualquier crisis que padece la agricultura repercutía inmediatamente en los salarios del proletariado rural y originaba fuertes tensiones sociales. Ante este problema los gobiernos de Alfonso XIII no hicieron nada bueno. En cambio, los políticos republicanos comprendieron que este problema era a la vez económico y social y que podía amenazar la estabilidad del régimen.

No era el problema de los latifundios el único problema agrario de una España diversa. Los campesinos castellanos, leoneses, navarros o aragoneses no veían, tampoco, resueltos sus problemas con la política de unos gobiernos con fuerte presencia socialista, por lo que votaron en las derechas poniendo temporalmente su confianza en los agrarios y en la CEDA, para que se desengañado del todo de una política que no les resolvía nada. De este modo, abocados a escuchar los cantos de sirenas que hablaban abiertamente de la lucha del campo y la ciudad, fueron haciendo su un programa "que los llamaba a convertirse en soldados de un futuro nuevo, basado en sus tradiciones y en sus valores, en vez de relegarlos a un papel de marginados a quien los esperaba, más temprano o más tarde, la proletarización ".

La geografía del levantamiento de julio de 1936 enseña como las zonas industriales y la de los latifundios que experimentaron los beneficios de la Reforma Agraria quedaron en el campo republicano, mientras que las regiones de pequeña propiedad campesina, especialmente las zonas de trigo del bache -altiplà del norte, de la banda dicha nacionalista.

El estancamiento agrario condicionó el crecimiento económico que ya hizo fracasar la industrialización española de 1840 a 1866. Los beneficios que los industriales españoles obtuvieron durante la primera guerra mundial no los destinaron a mejorar e invertir en maquinaria para que no creían que la demanda interior española permitiera aumentos espectaculares de la producción.