POBLACION DURANTE ESTE SIGLO (XIX)
El cortijo de Pedro Martínez nació con unas 15 ó 20 personas. La evolución natural, tratándose de familias jóvenes en edad de procrear, y nuevas llegadas de colonos hicieron que en el último tercio del siglo XVI hubiera ya unas 70 personas. Las características del siglo siguiente -XVII-, no sólo no favorecieron el crecimiento poblacional de Pedro Martínez, sino que en algún momento incluso bajó la población. Hacia 1690 comenzó de nuevo un repunte poblacional, de manera que al finalizar el siglo se llegó a los 109 habitantes.
Tenía que llegar e] siglo XVIII para que la cortijada rebasara las 200 almas; e incluso se llegó a los 380 habitantes al final de dicho siglo.
La considerable extensión del término municipal de Pedro Martínez (de los más grandes de la provincia de Granada) fue un factor esencial en el incremento poblacional, atrayendo y absorbiendo una constante afluencia de jornaleros que fueron formando aquí sus familias. Había bastantes tierras, por tanto había posibilidad de trabajo para mucha gente. Así de sencillo. Y así fue hasta mediados del presente siglo. Ni siquiera las circunstancias adversas con que arrancaba en Espana el siglo XIX fueron causa suficiente para que bajara la población de Pedro Martínez. Antes bien, su ritmo de crecimiento aumentaba década tras década, debido, sobre todo, al alto porcentaje de nacimientos y al goteo incesante de nuevos vecinos.
En 1827 Pedro Martínez ya es un pueblo de 558 habitantes, y en 1835, ya eran 607. Y así sucesivamente: en 1845 llegaron a los 690 y en 1857 se alcanzaron los 870. Este es justo el momento, en 1857, en que Pedro Martínez se pone, por primera vez, por delante en número de habitantes de un pueblo vecino de rancia solera histórica como es Moreda. Y desde ese momento ha ido ya siempre con ventaja poblacional hasta llegar a la actualidad. Pedro Martínez, a mediados del siglo XIX ya estaba en los preludios del gran salto demográfico, que no tardaría demasiado en llegar. En la segunda mitad del siglo XIX, gracias al sostenimiento de una alta tasa de natalidad, Pedro Martínez se convierte en el pueblo más importante de la zona. En 1861 se consiguió la bonita cifra de los 1.000 habitantes. Eran los tiempos en los que la población joven suponía un 56% del total con un 37% de casados y sólo un 5% de ancianos.
Los vecinos que durante dos largos siglos (mediados del siglo XVIII a mediados del XX) se fueron aposentando en Pedro Martínez procedían, en general, de pueblos cercanos, pero también los había de las provincias de Almería y Jaén. La nómina de estos pueblos, ordenados de mayor a menor según el número de personas que de ellos procedía, es: TorreCardela, Moreda, Diezma, Huélago, Don Diego, Píñar, Laborcillas, Darro, Jódar, Freila, Alamedilla, Albuñán, Lú (jar, Fiñana, Caniles de Baza, Cacin, El Marchal, Guadix, Montejicar y Pulpí.
El análisis sobre los pedromartineros, en torno a 1880, nos ofrece una masa de jornaleros que supone el 85% del total de los trabajadores. Sólo el 6% son labradores propietarios de tierras; hay unos cuantos peujareros y algunos pastores. Encontramos también un posadero, un barbero, dos albañiles, dos encargados de cortijo, dos carpinteros y un zapatero
El cortijo de Pedro Martínez nació con unas 15 ó 20 personas. La evolución natural, tratándose de familias jóvenes en edad de procrear, y nuevas llegadas de colonos hicieron que en el último tercio del siglo XVI hubiera ya unas 70 personas. Las características del siglo siguiente -XVII-, no sólo no favorecieron el crecimiento poblacional de Pedro Martínez, sino que en algún momento incluso bajó la población. Hacia 1690 comenzó de nuevo un repunte poblacional, de manera que al finalizar el siglo se llegó a los 109 habitantes.
Tenía que llegar e] siglo XVIII para que la cortijada rebasara las 200 almas; e incluso se llegó a los 380 habitantes al final de dicho siglo.
La considerable extensión del término municipal de Pedro Martínez (de los más grandes de la provincia de Granada) fue un factor esencial en el incremento poblacional, atrayendo y absorbiendo una constante afluencia de jornaleros que fueron formando aquí sus familias. Había bastantes tierras, por tanto había posibilidad de trabajo para mucha gente. Así de sencillo. Y así fue hasta mediados del presente siglo. Ni siquiera las circunstancias adversas con que arrancaba en Espana el siglo XIX fueron causa suficiente para que bajara la población de Pedro Martínez. Antes bien, su ritmo de crecimiento aumentaba década tras década, debido, sobre todo, al alto porcentaje de nacimientos y al goteo incesante de nuevos vecinos.
En 1827 Pedro Martínez ya es un pueblo de 558 habitantes, y en 1835, ya eran 607. Y así sucesivamente: en 1845 llegaron a los 690 y en 1857 se alcanzaron los 870. Este es justo el momento, en 1857, en que Pedro Martínez se pone, por primera vez, por delante en número de habitantes de un pueblo vecino de rancia solera histórica como es Moreda. Y desde ese momento ha ido ya siempre con ventaja poblacional hasta llegar a la actualidad. Pedro Martínez, a mediados del siglo XIX ya estaba en los preludios del gran salto demográfico, que no tardaría demasiado en llegar. En la segunda mitad del siglo XIX, gracias al sostenimiento de una alta tasa de natalidad, Pedro Martínez se convierte en el pueblo más importante de la zona. En 1861 se consiguió la bonita cifra de los 1.000 habitantes. Eran los tiempos en los que la población joven suponía un 56% del total con un 37% de casados y sólo un 5% de ancianos.
Los vecinos que durante dos largos siglos (mediados del siglo XVIII a mediados del XX) se fueron aposentando en Pedro Martínez procedían, en general, de pueblos cercanos, pero también los había de las provincias de Almería y Jaén. La nómina de estos pueblos, ordenados de mayor a menor según el número de personas que de ellos procedía, es: TorreCardela, Moreda, Diezma, Huélago, Don Diego, Píñar, Laborcillas, Darro, Jódar, Freila, Alamedilla, Albuñán, Lú (jar, Fiñana, Caniles de Baza, Cacin, El Marchal, Guadix, Montejicar y Pulpí.
El análisis sobre los pedromartineros, en torno a 1880, nos ofrece una masa de jornaleros que supone el 85% del total de los trabajadores. Sólo el 6% son labradores propietarios de tierras; hay unos cuantos peujareros y algunos pastores. Encontramos también un posadero, un barbero, dos albañiles, dos encargados de cortijo, dos carpinteros y un zapatero
