hola Antonio: me gustaria hacerte una pregunta, yo en esto de partidos politicos ando muy perdida, pero como es posible que gobernando un partido de izquierdas, por lo tanto un partido a favor del obrero (se supone) quieren hacer estos cambios?, el otro dia en el sindicato me decian que es mas facil acertas la primitiva que dar respuesta a eso. espero tu contestacion si tienes a bien. venga saludos
Hola Pepi:
En principio, un gobierno que se denomina obrero, por propia definición ha de defender a ultranza los derechos de los trabajadores... pero la cosa no es tan simple. En nuestra sociedad, hoy, existen factores que distorsionan o impiden que estos postulados cobren efectividad al cien por cien.
El primer escollo para una política social de izquierdas la tenemos en la mismísima Constitución: España (artículo 38) se configura “en el marco de la economía de mercado”, de la economía capitalista, donde todo queda sujeto a la ley de la oferta y la demanda. Tan así es que al conjunto de trabajadoras y trabajadores se nos denomina “mercado de trabajo”, o sea, las mujeres y hombres del campo, la mina, la industria y cuantos ganamos el pan con sudor, se nos da el tratamiento de cosa, de mera mercancía, de herramienta o medio de producción cuyo coste hay que reducir a la mínima expresión... ¿Pero acaso los seres humanos somos objetos susceptibles de compra-venta? ¿Mercancía? ¿Dónde queda, pues, nuestra dignidad humana?
Sociedad de mercaderes la nuestra. No perdamos, pues, de vista que los explotadores de la nefasta época anterior en medio de nosotros están, siempre dispuestos a continuar con las mismas prácticas. La primera acción de éstas contra el Gobierno de Felipe González fue la gran evasión de capitales... Y son las mismas fuerzas que han ralentizado en lo posible la aprobación de leyes laborales y sociales progresistas, por ejemplo la ley de “igualdad definitiva de hombres y mujeres” aprobada en 2007 ¡33 años después del advenimiento de la democracia! Y las mismas que han propiciado las reformas laborales de 1984, 1988, 1992, 1994, 1998, 2001, 2002 con pérdida de derechos obreros. Y también las mismas que continúan martilleando en este momento para alargar la edad de jubilación, abaratar el despido, si no suprimirlo, y computar para el cálculo de la pensión toda la vida laboral. Y en su apoyo está toda la derechona europea. Poderoso caballero es don dinero...
El partido en el poder no sólo está presionado por estos grupos. La propia casa Real le está pidiendo pactos y tiene encima a Europa con muchas exigencias. Pactar significa aparcar parte de los propios postulados para acercarse a los postulados de los contrarios y al revés. Sabemos qué piden los contrarios... luego del pacto, si se alcanza, se van a derivar pérdidas de derechos.
¿Puede, porque está en el poder, el partido socialista legislar libremente según su ideología? No. Podría hacerlo caso de disponer de la mayoría absoluta de la cámara, pero no es el caso. Recordemos que el día 9 de febrero pasado el Congreso, por iniciativa del PP, aprobó suprimir el 25 % de los altos cargos, pese a la oposición del PSOE. Y ésta es ya su décimo tercera derrota.
El partido en el poder gobierna para todos los ciudadanos. Contentar a todos es imposible, porque hay de por medio intereses antagónicos. Ello requiere verdaderos equilibrios y de ahí los bandazos como la edad de jubilación a los 67 cuando hace meses el gobierno la rechazaba.
También, es verdad, existe el guiño partidista a elementos situados a la derecha de la propia formación en campañas electorales y eso, tarde o temprano, se paga. Como el pactar, cuando se gobierna en minoría, con los partidos nacionalistas en lugar de hacerlo con la izquierda, quizá por miedo a arriesgar demasiado.
En cuanto a la crisis, decir que ésta ha sobrevenido con el partido socialista en el poder. Pero no la ha creado el partido socialista. Esta es una crisis provocada por los grandes bancos, las financieras, en definitiva por el capitalismo. De haber estado en el poder el partido de la derecha, ahora mismito Rajoy estaría bailando con la más fea. Y se estaría tragando el marrón de los cuatro millones de parados y demás desdichas sociales de la crisis.
Si el PP gobernara hoy, habría implantado ya, con o sin consenso, la reforma laboral con pérdida notoria de derechos obreros: Jubilación a los 67 años o más; implantación de una nueva modalidad de indemnización por despido en que partiendo de cero iría incrementando puntos por año trabajado hasta un límite que no superaría los 20 días; igualmente habría elevado los años para el cálculo de la base reguladora de la pensión para aproximarlos a los de toda la vida laboral para favorecer los seguros privados; se afanaría en sustituir la sanidad pública por la privada; privatizaría el resto de empresas públicas; el dinero del Fondo Estatal de Inversión Local (Plan E para Ayuntamientos) lo haría llegar a los empresarios para sus viajes de recreo que no para crear empleo, que esto ya ocurrió, y nuestros pueblos no se habrían adecentado; en fin, haría desaparecer alguno de los Ministerios, pero con toda certeza el Ministerio de Igualdad. etc.
Por último recordar que los Sindicatos acaban de pactar un 1 % de incremento salarial con una cláusula de descuelgue de las empresas que entren en crisis. ¿Los banqueros, los altos directivos... ¿van a seguir su ejemplo? ¿Lo hará el Gobernador del Banco de España, él que proclama permanentemente una reforma laboral “profunda y ambiciosa”? José María Ramírez Pomatta, Presidente de la Mutua madrileña, tras su cese por enfermedad, reclama una pensión de 21,22 millones de Euros a la que dice tener derecho, es un ejemplo entre tantos. ¿Por qué no renuncian todos ellos a tan desproporcionados propósitos? ¿Y por qué los empresarios no afloran todo el volumen de economía sumergida y dejan de defraudar a Hacienda? Voces acreditadas dicen que si ello se produjera el nivel de riqueza de España se situaría al nivel de Canadá.
También en el propio mundo obrero tenemos escollos que dificultan o retrasan la promoción obrera... Siendo mayoría, nos ningunean por falta de una unidad plena, absoluta, sin deserciones...
Venga, Pepi, un abrazo.
En principio, un gobierno que se denomina obrero, por propia definición ha de defender a ultranza los derechos de los trabajadores... pero la cosa no es tan simple. En nuestra sociedad, hoy, existen factores que distorsionan o impiden que estos postulados cobren efectividad al cien por cien.
El primer escollo para una política social de izquierdas la tenemos en la mismísima Constitución: España (artículo 38) se configura “en el marco de la economía de mercado”, de la economía capitalista, donde todo queda sujeto a la ley de la oferta y la demanda. Tan así es que al conjunto de trabajadoras y trabajadores se nos denomina “mercado de trabajo”, o sea, las mujeres y hombres del campo, la mina, la industria y cuantos ganamos el pan con sudor, se nos da el tratamiento de cosa, de mera mercancía, de herramienta o medio de producción cuyo coste hay que reducir a la mínima expresión... ¿Pero acaso los seres humanos somos objetos susceptibles de compra-venta? ¿Mercancía? ¿Dónde queda, pues, nuestra dignidad humana?
Sociedad de mercaderes la nuestra. No perdamos, pues, de vista que los explotadores de la nefasta época anterior en medio de nosotros están, siempre dispuestos a continuar con las mismas prácticas. La primera acción de éstas contra el Gobierno de Felipe González fue la gran evasión de capitales... Y son las mismas fuerzas que han ralentizado en lo posible la aprobación de leyes laborales y sociales progresistas, por ejemplo la ley de “igualdad definitiva de hombres y mujeres” aprobada en 2007 ¡33 años después del advenimiento de la democracia! Y las mismas que han propiciado las reformas laborales de 1984, 1988, 1992, 1994, 1998, 2001, 2002 con pérdida de derechos obreros. Y también las mismas que continúan martilleando en este momento para alargar la edad de jubilación, abaratar el despido, si no suprimirlo, y computar para el cálculo de la pensión toda la vida laboral. Y en su apoyo está toda la derechona europea. Poderoso caballero es don dinero...
El partido en el poder no sólo está presionado por estos grupos. La propia casa Real le está pidiendo pactos y tiene encima a Europa con muchas exigencias. Pactar significa aparcar parte de los propios postulados para acercarse a los postulados de los contrarios y al revés. Sabemos qué piden los contrarios... luego del pacto, si se alcanza, se van a derivar pérdidas de derechos.
¿Puede, porque está en el poder, el partido socialista legislar libremente según su ideología? No. Podría hacerlo caso de disponer de la mayoría absoluta de la cámara, pero no es el caso. Recordemos que el día 9 de febrero pasado el Congreso, por iniciativa del PP, aprobó suprimir el 25 % de los altos cargos, pese a la oposición del PSOE. Y ésta es ya su décimo tercera derrota.
El partido en el poder gobierna para todos los ciudadanos. Contentar a todos es imposible, porque hay de por medio intereses antagónicos. Ello requiere verdaderos equilibrios y de ahí los bandazos como la edad de jubilación a los 67 cuando hace meses el gobierno la rechazaba.
También, es verdad, existe el guiño partidista a elementos situados a la derecha de la propia formación en campañas electorales y eso, tarde o temprano, se paga. Como el pactar, cuando se gobierna en minoría, con los partidos nacionalistas en lugar de hacerlo con la izquierda, quizá por miedo a arriesgar demasiado.
En cuanto a la crisis, decir que ésta ha sobrevenido con el partido socialista en el poder. Pero no la ha creado el partido socialista. Esta es una crisis provocada por los grandes bancos, las financieras, en definitiva por el capitalismo. De haber estado en el poder el partido de la derecha, ahora mismito Rajoy estaría bailando con la más fea. Y se estaría tragando el marrón de los cuatro millones de parados y demás desdichas sociales de la crisis.
Si el PP gobernara hoy, habría implantado ya, con o sin consenso, la reforma laboral con pérdida notoria de derechos obreros: Jubilación a los 67 años o más; implantación de una nueva modalidad de indemnización por despido en que partiendo de cero iría incrementando puntos por año trabajado hasta un límite que no superaría los 20 días; igualmente habría elevado los años para el cálculo de la base reguladora de la pensión para aproximarlos a los de toda la vida laboral para favorecer los seguros privados; se afanaría en sustituir la sanidad pública por la privada; privatizaría el resto de empresas públicas; el dinero del Fondo Estatal de Inversión Local (Plan E para Ayuntamientos) lo haría llegar a los empresarios para sus viajes de recreo que no para crear empleo, que esto ya ocurrió, y nuestros pueblos no se habrían adecentado; en fin, haría desaparecer alguno de los Ministerios, pero con toda certeza el Ministerio de Igualdad. etc.
Por último recordar que los Sindicatos acaban de pactar un 1 % de incremento salarial con una cláusula de descuelgue de las empresas que entren en crisis. ¿Los banqueros, los altos directivos... ¿van a seguir su ejemplo? ¿Lo hará el Gobernador del Banco de España, él que proclama permanentemente una reforma laboral “profunda y ambiciosa”? José María Ramírez Pomatta, Presidente de la Mutua madrileña, tras su cese por enfermedad, reclama una pensión de 21,22 millones de Euros a la que dice tener derecho, es un ejemplo entre tantos. ¿Por qué no renuncian todos ellos a tan desproporcionados propósitos? ¿Y por qué los empresarios no afloran todo el volumen de economía sumergida y dejan de defraudar a Hacienda? Voces acreditadas dicen que si ello se produjera el nivel de riqueza de España se situaría al nivel de Canadá.
También en el propio mundo obrero tenemos escollos que dificultan o retrasan la promoción obrera... Siendo mayoría, nos ningunean por falta de una unidad plena, absoluta, sin deserciones...
Venga, Pepi, un abrazo.