Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión. Lo que no cambia por el tiempo, suele crecer con él. He comprendido que mi bienestar sólo es posible cuando reconozco mi unidad con todas las personas del mundo, sin excepción. Todos merecemos un abrazo sin motivo, un regalo sin festejo, o un mensaje inesperado que nos haga sonreír. El infortunio pone a prueba a los amigos y descubre a los enemigos.