Un hombre cruzaba el
río con su burro. Vendía sacos de sal en el
mercado. Cada día, al terminar el trabajo, el hombre le agradecía al burro:
—Gracias,
amigo, por tu esfuerzo. Sin ti no podría mantener a mi
familia.
El burro movía las orejas orgulloso. Se sentía importante.
Un día, mientras cruzaban el río, el burro tropezó y cayó al
agua. Los sacos de sal se mojaron, y parte de la sal se disolvió.
Al levantarse, el burro notó que todo pesaba menos. Y pensó:
— ¡Qué maravilla! Si caigo cada vez,
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