EL LIGERO MIGUELILLO
Entre jaras y arbustos iba yerto de frío, envuelto en su manta de cuadros masticando un duro mendrugo, por esa
Sierra Morena que era su
casa y
refugio.
Marchó esa mañana a
comprar una capa a un pueblecito vecino, a casa de un tal Tórtolas un sastre por esos lares conocido.
Bandolero corpulento, de facciones rudas y pelo oscuro, tez dorada por el sol y viento, de
noches de desabrigo, de candelas en la
noche y de
sombras de aceitunos.
Le llamaban Miguelillo el Ligero, porque
... (ver texto completo)