PEDRO MARTINEZ (Granada)

El Arco Elvira
Foto enviada por sensi

Amaneciendo en Elvira.
Era la principal puerta de una fortaleza autónoma que se cerraba con la Puerta del Hierro (cuesta de Alhacaba do habitaban las Murallas) y con la puerta de las Tinajillas (hoy calle con ese nombre). Daba acceso a las vegas, al Camino de la Medina Elvira atarfeña y al mayor cementerio medieval de Europa que llegaba hasta la iglesia de San Juan de Dios y hasta la Caleta.
Tras las Navas de Tolosa los refugiados poblaron toda la zona hasta Fajalauza integrando así la fortaleza ... (ver texto completo)
CURIOSIDADES GRANAINAS."ÉL Lucero de la mañana" ¿Quien es Isabel de Solis?

Isabel de Solis fue una aristócrata del Reino de Castilla hija de Sancho de Solis, gobernador de Peña Matos.
La bella Isabel había sido prometida a Pedro Vebegas, joven perteneciente a una familia noble, los Señores de Luque. Sin embargo dicha unión nunca se logró, ya que Isabel fue capturada por los moros. Al llegar a la Alhambra como esclava, Isabel fue encerrada en una torre qué, años más tarde sería conocida como "Torre ... (ver texto completo)
Una curiosidad “astronómica”, una poesía y unos datos. Dicen que con Santa Lucía -13 de diciembre- se acortan las noches y alargan los días. No es tan así porque será la entrada del invierno el próximo día 21 cuando esto ocurra. Pero desde hoy, las tardes ya empiezan a ser más largas, o sea, hoy el sol se pondrá en Granada a las 17:58:21 pero a partir de mañana lo hará más tarde o sea que las tardes serán ya más largas aunque las mañanas seguirán siendo más cortas hasta que llegue el invierno.
La ... (ver texto completo)
A menudo las palabras engañan, mientras los silencios cuentan solo verdades.
LEYENDAS GRANAINAS. La Leyenda de la Montaña del Oro.
Cuenta la leyenda que la Alhambra se asienta sobre una montaña de oro, y pudiera ser verdad.
La vieja tradición de buscar oro en las faldas del Río Darro, a los pies del monumento nazari, y que aún la recuerdan muchos viejos granainos, tiene una base científica real;
La Colina de la Sabika, que para los geologos es conocida como "el conglomerado Alhambra", que no es sino, el último puerto donde llegan los sedimentos originados en Sierra Nevada ... (ver texto completo)
La Alhambra ha sobrevivido a los terremotos durante siglos gracias a que los muros son de tierra apisonada y las columnas tienen una lámina de plomo entre la base y la columna, que hace que el edificio baile si hay temblores. Hay columnas en los patios en donde se ve perfectamente la lámina gris del plomo. Es un prodigio arquitectónico.
La Alhambra habla, se describe a sí misma. En cada estancia, quien sabe árabe puede ir recorriendo su historia, desde el enorme respeto a Alá, pasando por la belleza ... (ver texto completo)
Sé amable, cada persona con la que te cruzas está librando una dura batalla.
LA CAUTIVA DEL ALBAICÍN

Cuando alguien es arrancado a la fuerza de su mundo, de su gozo, de su sueño, en lo más profundo del Universo, siempre se rompe algo vital. Y aunque Dios nunca dejará sin recompensa el dolor de las personas, el mundo entero queda privado de un trozo de belleza única, de una bocanada menos de fresco aire y con una porción de alegría para siempre perdida.

Todos los días, el padre y el hijo, iban desde el Albaicín a la Alhambra. Vivían ellos en la parte alta de la colina, se levantaban al amanecer, descendían por la ladera hacia el río, subían por el barranco hoy conocido como Cuesta del Rey Chico y se encajaban en lo más alto de la colina de la Alhambra. Aquí tenían ellos su trabajo. Lo habían aceptado para trabajar en la construcción de la gran muralla.

Todos los días, un poco antes de salir el sol, llegaban ellos a lo más alto de la colina de la Alhambra. Junto con otros muchos hombres, se ponían mano a la obra y ya no paraban hasta que el sol se ocultaba al fondo de la Vega de Granada. De nuevo se ponían ellos en camino y, de vuelta a la colina del Albaicín, recorrían el mismo tramo que habían andado por la mañana. Todos los días, hiciera frío o calor, lloviera o nevara. Y siempre sucedía que al regresar y cruzar el río para subir a su casa, la noche se le echaba encima. Por eso, cuando ya remontaban por la ladera hacia la parte alta de la colina, muchas veces apenas veían dónde pisaban. Las sombras de la noche lo cubría todo y esto, en bastantes ocasiones, impresionaba mucho al hijo. Le decía al padre:
- Algún día de estos, nos va a ocurrir algo.
- ¿Por qué dices eso?
- Tú sabes que por aquí, siempre hay maleantes y gente que asaltan y matan a los que van por los caminos.
- Pero a nosotros ¿qué pueden robarnos? Solo tenemos esta vieja bolsa de cuero, con algún mendrugo de pan duro y la mísera ropa que llevamos puesta.
- Pues, a pesar de eso, algún día puede pasarnos algo.

Todos los días, cuando ya era de noche, al cruzar el río y subir hacia su casa, sentían miedo. Y cuando más miedo experimentaban, era cuando pasaban cerca de un edificio viejo, en forma de torre, de paredes de piedra y tierra con una sola ventana con gruesas rejas de hierro. Por eso, al acercarse a este lugar cuando ya de noche regresaban a su casa, el hijo con frecuencia le decía al padre:
- Una noche de éstas, desde este edificio, van a salirnos al paso y nos matarán.
Y el padre le decía:
- Si nosotros nunca nos metemos con nadie y somos tan pobre que ni la ropa que llevamos puesta vale dos centavos.
- Pues ya verás como algún día salen a nuestro encuentro y nos atacan.

Y un día, cuando ya las sombras de la noche cubrían por completo todo el valle del río Darro, la colina del Albaicín y de la Alhambra y Granada, sucedió algo extraño. Subían ellos desde el río hacia su casa y al pasar cerca de la vieja torre, oyeron lamentos. Detuvieron sus pasos, escucharon atentos y al rato, el joven comentó:
- Parece que vinieran de la ventana de rejas gruesas que hay en la torre y parece como si estuviera llorando o le pasara algo grave. ¿Nos acercamos a ver quién es y comprobar qué le pasa?
Y respondió el padre:
- Otro día, si acaso. Hoy ya es muy tarde y estamos muy cansados de tanto trabajo.
Siguieron subiendo y aquella noche, el joven apenas durmió pensando en los lamentos que había oído en la vieja torre. Quiso comentar su preocupación con los padres pero no lo hizo. Esperó impaciente a ver qué pasaba a la noche siguiente.

Y a la noche siguiente, más oscura que nunca porque era invierno frío y algo lluvioso, cuando subían por la cuesta y rozaban las paredes de la vieja torre, caminaban con el corazón encogido y muertos de miedo. Ninguno de los dos hablaba pero sí iban atentos por si se oía algo. Nada oyeron, sin embargo, cuando ya se retiraban del edificio, sí el hijo le parecía percibir los mismos lamentos de la noche anterior. No comentó nada con el padre, siguieron caminando, llegaron a la casa y después de calentarse un poco en la lumbre y comer algo, el hijo dijo al padre:
- Voy a salir un momento a casa de unos amigos y a lo mejor me quedo a dormir con ellos.
- Pero ya sabes que mañana, tenemos que madrugar como todos los días para ir al trabajo.
- Seré puntual, como siempre.

Y el joven salió de su casa, bajó a toda prisa por la oscura calle y se fue derecho a la vieja torre. Se acercó sigiloso a la ventana y después de escuchar un buen rato, oyó los lamentos de la noche anterior. Se aproximó un poco más y percibió los lamentos con toda claridad y también pudo distinguir que la persona parecía ser una mujer. Lleno de miedo pero inquieto y con deseo de conocer y ayudar a la persona que se lamentaba, trepó un poco por un trozo de pared algo derruida y vieja y, ayudándose de las ramas de un árbol, logró acercarse mucho a la ventana. Esperó un rato y como seguía oyendo los lamentos, preguntó:
- ¿Quién eres y qué te pasa?
Al instante se hizo el silencio y pudo percibir el paso del viento por entre las ramas de árbol, el canto de un autillo y los maullidos de un gato. También y unos segundos después, a través de la ventana y dentro de la torre, oyó como pasos de alguien que se acercaba a la reja de hierro. De nuevo dijo:
- Quiero ayudarte porque he oído tus lamentos. No tengas miedo y dime quién eres y qué te pasa.

La figura de una persona, con la cara tapada, apareció pegada a la recia reja de hierro. Y una voz quebrada y con sonido agudo y suave, dijo:
- Yo soy la cautiva de las montañas y ni tú ni nadie podrá ayudarme.
- ¿Cautiva de quién y por qué?
Y unas blancas manos se aproximaron a los hierros de la reja y la cara tapada, se acercó un poco más al tiempo que se oía:
- Aunque no me sirva de nada ni crea que tú puedas ayudarme, voy a contártelo.
- Puedo ayudarte aunque tampoco sepa ahora mismo de qué modo lo haré, cuéntame, que te escucho.

Y la voz con timbre femenino, algo quebrada, dijo:
- Yo he nacido en las montañas que hay entre Granada y Sierra Nevada. Libre en estos montes me he criado y libre he respirado el aire fresco y me he bañado en los ríos de aguas claras. Sintiéndome la más afortunada del mundo y dando gracias al cielo por la dicha tan grande que cada día me regalaba. Y en esta felicidad, hondo gozo y libertad estaba viviendo hasta que hace unos días, por los lugares donde vivía, apareció un extraño hombre montado en un caballo negro. Al verme jugando en las aguas del río, se acercó y sin pronunciar palabras, me cogió, tiró de mí, me subió a su caballo, galopó veloz y unas horas después me encerró en esta torre. Me dijo:
- Si quieres ser libre tendrás que casarte conmigo.
Le respondí:
- Si no te conozco de nada y mi mundo, gozo y libertad, siempre ha estado en las montañas donde me has encontrado.
- Eso a mí no me importa. Tu belleza me ha cautivado y por eso quiero convertirte en mi esposa. Y si no aceptas, aquí en esta torre vivirás el resto de tus días prisionera.

Al pronunciar estas palabras, la joven se echó a llorar, apretando su cara y manos contra la reja de la ventana. Le dijo el joven:
- Quiero rescatarte ahora mismo pero estas rejas y paredes me lo impiden. Sed fuerte y ya verás como mañana por la noche vuelvo con algún plan ideado para salvarte. Ahora tengo que irme no sea que alguien me vea y te castigue a ti y a mí me quite la vida.
Suspiró lastimosamente la joven al tiempo que él se retiró de la ventana, bajó del árbol, caminó por la calle y llegó a su casa. No dijo nada a los padres pero nada pudo dormir en lo que quedaba de noche. Al rallar el día, como otras veces, con su padre bajó hasta el río para ir al trabajo de la muralla de la Alhambra y al pasar cerca de la vieja torre, miró a la ventana. El corazón le dio un vuelco y quiso llamarla.

No lo hizo ni tampoco la vio ni la oyó. No percibió señal alguna de ella por la noche al regresar del trabajo y sí vio el árbol tronchado y la pared de la ventana, destruida. Dentro, la torre y todo su alrededor, estaba en silencio y esto le alertó. Ya muy de noche, salió de su casa, se acercó a la ventana de la torre y la llamó. Ni se oían sus lamentos ni nadie contestó a su llamada. Triste se dijo: “Su vida ha sido rota de la manera más cruel y despreciable. ¿Qué derecho tiene nadie a destruir la vida de otras personas? Era libre en sus montañas y plenamente feliz, sin hacer daño a nadie y dando gracias al cielo por el regalo que cada día el cielo le entregaba. Y ahora, qué lástima de persona y de sueño mal logrado, en beneficio de nada ni de nadie”. Lloró el joven aquella noche y se lamentó a lo largo de muchos días. Y cada vez que pasaba cerca de la vieja torre, de nuevo se decía: “Un día, no sé ahora cuando ni de qué manera, tengo que hacer algo grande para que en el futuro se conozca la historia de esta joven y que su memoria nunca se pierda”.

Hoy, en el lugar donde en aquellos días se alzaba la torre de “la cautiva de las montañas”, junto a las aguas del río Darro y frente a la Alhambra, se puede ver un grandioso palacio de estilo más moderno. Construido de piedra y con torres muy bonitas, que los turistas visitan con mucha frecuencia. Pero nadie, absolutamente nadie, ni sabe ni recuerda nada de aquella joven prisionera ni tampoco del muchacho que quiso rescatarla. ... (ver texto completo)
LA GRAN MENTIRA SOBRE BOABDIL QUE NO CONOCÍA

Boabdil fue el último rey árabe que tuvo Granada y la península Ibérica en el siglo XV. Tras la reconquista por parte de los Reyes Católicos de todo el territorio peninsular, Boabdil no solo entró en la historia por ser el último sino por ser muy especial. Se dice que en la víspera de aquel 2 de enero de 1492 en que entregó la llave de la ciudad a los reyes, el monarca nazarí estaba ya muy unido personalmente a sus rivales políticos.

Con el paso ... (ver texto completo)
1932. UNA VISITA ¿“DEL REY DE TETUÁN”?

Era el primo del sultán de Marruecos, pero para muchos, con el tiempo, sería el verdadero monarca del norte, el líder de Tetuán durante la Guerra Civil española y como lo definieron en el mismísimo Protectorado, rey de moros y señor de españoles. Se llamaba Muley Hassan y le decían Mehdi (predestinado). Como amante de Tetuán, por sus venas corre lo granadino. Llega a Granada en medio de las fiestas del Corpus de un 1932, de hace hoy 88 años. Primero es llevado ... (ver texto completo)
PUERTA ELVIRA DE GRANADA

La Puerta Elvira es del siglo XI y es la más importante de la ciudad. Comunicaba con la Alcazaba y la Medina, que en la época de la llegada de los musulmanes era la zona de la ciudad conocida como Iliberis (Elvira). Es la puerta que atravesó en 1218 Mohamed ben-Nazar para entrar en Granada y ocupar el Palacio del Gallo del Viento.