Leyendas e Historias de mi Albaicin
Hace mucho, mucho tiempo, cuando las
aguas del
Darro arrastraban entre sus arenas pepitas de oro, en el fértil
valle de Valparaiso, un caminante descubrió una
gruta de la que brotaba una
cascada de
agua clara y gélida como la
nieve.
En tiempos de Boabdil, las doncellas aprovechaban las cortas épocas de paz que se podían disfrutar en el reino de
Granada para ir a llenar sus cántaros de aquellas aguas a las que se atribuían grandes beneficios. Y, en las
noches ... (ver texto completo)